En un informe publicado por el INTA, destacaron los beneficios de los cultivos de servicios. El investigador Marcelo Beltrán destacó que “el cultivo de cobertura genera un plus por la fijación de carbono”.
Cabe destacar que, además de proteger el suelo de la erosión y ayudar a filtrar agua y capturar nutrientes, reducen el riesgo de anegamiento.
En un podcast publicado en el portal Intainforma se abordó la posibilidad (alta) de ocurrencia del fenómeno climático El Niño, con estimaciones de precipitaciones por encima de lo normal para algunas regiones, desde Inta se destacan los beneficios de los cultivos de servicio.
Al estar cubiertos, los suelos desarrollan una estructura porosa capaz de infiltrar agua y capturar nutrientes al tiempo que evitan la exposición directa al impacto de las lluvias. Así se reduce el riesgo de anegamiento y la erosión hídrica.
Marcelo Beltrán, investigador del Instituto de Suelos del Inta, explicó que “en años Niño, donde las precipitaciones son normales o superiores a lo normal, hay efectos obviamente benéficos por el aporte de agua para los cultivos, pasturas, hay incremento de rendimiento, beneficios económicos y en algunos casos, por excesos de agua, puede llegar a haber alguna complicación por algunas cuestiones de erosión hídrica”.
Por lo tanto, “es deseable, en algunos casos particulares, usar cultivos de cobertura, que lo que hacen es proteger el suelo, aprovechar esa agua en exceso, transformarla en carbono, en biomasa y de esa forma, por un lado, fijan carbono, generando una estrategia de mitigación del cambio climático, por el otro, protegen el suelo, cubriéndolo del daño que pueda generar el impacto de la gota de lluvia.”
Para concluir, manifestó que “en años benéficos y positivos para la producción agrícola, el cultivo de cobertura es una herramienta útil para darle un plus de beneficios por la fijación de carbono y por otro lado, la de protección del suelo.”