El sistema pastoril Neozelandes, que se replica en Australia, tiene como eje principal el manejo de pasto. Martín Rostagno, estuvo a cargo de un tambo con mas de mil vacas y fue claro en su explicación, “básicamente todo pasa por ahí”, apuntó al hacer referente a la necesidad de manejar el pasto correctamente.
En diálogo con TodoAlfalfa hizo referencia al “modelo típico neozelandés”, haciendo referencia al tambo con vacas raza kiwi cross, 100% pastoril, con muy poca suplementación. En ese marco explicó que “la suplementación viene del silo que hacen en primavera en el mismo campo”.
En esos sistemas productivos se maneja un número de entre 3 y 3.2 vacas por hectárea. Entonces si tenemos 600 vacas en ordeñe, vamos a contar con una superficie de 200 hectáreas.
Divide y reinarás…
Explicando el proceso que se utiliza en aquel sector del mundo, potencia en la producción lechera, fue claro en los conceptos. Potreros de cinco hectáreas, silos y suplementos.
“Esas tierras estarán divididas en potreros y ninguno serás mayor a las cinco hectáreas para ser más eficiente en el tema del pasto, porque si vos tenés un potrero de 20 hectáreas, la vaca va a pasar todo el tiempo por lo que ya comió, va a comer el rebrote”, profundizó.
Sobre el silo que se produce en aquella parte del mundo “es pura y exclusivamente de raigrás, se hacen los silos puentes, no utilizamos silos bolsas”, aclaró.
“A lo sumo, al pasto se le puede agregar palm kernel o un poco de grano en la sala de ordeñe, pero el sistema base pastoril muy simplificado es pasto, y el resto complementar con silos de raigrás que se hizo en la primavera”, agregó.
Según Rostagno “para una vaca kiwi cross o la vaca cruza, más o menos se calcula entre 17 y 18 kilos de materia seca de consumo por día”; es por ello que se calcula que en primavera te da para darle esa cantidad de pasto y no se suplementa.
¿Qué pasa en otoño?
Para esa época del año, en aquella zona según los cálculos rendirá 8, 9 o 10 kilos, el resto, los otros 6, 7 kilos restantes vienen en forma de silo de raigrás que se hicieron en el mismo campo.
Litros NO, kilos de sólido
En esos sistemas productivos la producción láctea se mide en kilos de grasa y proteína. “Una vaca kiwi cross en esos modelos, muy simplificados, por lactancia puede rendir entre 380 y 400 kilos de sólido, pudiendo llegar a 420”, dijo.
En la charla con nuestro medio insistió en la necesidad de eficientizar al máximo el manejo del pasto. “Mientras mandes a una vaca a un potrero de mayor calidad más vas a producir” y si a eso “le agregas suplementación estratégica (entiéndase uno o dos kilos de grano en la sala de ordeño) vas a lograr 450 o hasta 500 kilos de sólido. Pero eso ya sería un poco más pastoril con suplementación”, aclaró.
Lactancias más cortas
En Australia, Nueva Zelanda y toda esa zona “las lactancias son un poco más cortas, son de 230 días, 220 días”, apuntó. ¿Y esto por qué? Porque la decisión de secar las vacas la manda el pasto. No se secan las vacas, de nuevo, en estos sistemas según fecha de parto.
El sanfrancisqueño fue claro: “si vos por ahí estás entrando en marzo y te estás quedando sin pasto, a vos te va a salir más caro comprar suplementos afuera para seguir ordeñando esa vaca, que secarla. Entonces muchos productores hacen secado anticipado”.
Pero el clima puede acompañar y cambia esa decisión ya que “si vos tuviste mucha lluvia o las condiciones te siguen dando bien o todavía hace suficiente calor para que el pasto siga creciendo a unas tasas buenas para otoño, vos en lugar de secar en abril o marzo vas a estar secando mayo o junio. Eso también va acompañado de la condición corporal del animal”, sostuvo.
Consumir a campo
En su gran mayoría, la alimentación del animal es a campo, pero el entrevistado reconoció que “en los últimos años se incrementó el número de productores que deciden intensificar un poco más mediante una pista de alimentación para llevarle silo de maíz, raigrás, o subproducto de maíz”.
“Esto va en base al riesgo que quiera asumir cada productor. Nueva Zelanda, exporta entre el 90 y el 95% de lo que produce. Entonces está muy atada a los precios internacionales”, remarcó.
Asumir riesgos…
Si un productor tiene un sistema pastoril simplificado de bajo costo en años donde el precio internacional cae no impactará tanto; pero va a perder de ganar en años “buenos”.
Sin embargo, un productor “muy intensivo” en años donde el precio de la leche es alto sí hace mucha diferencia, pero en años como el actual donde baja un poco, corre riesgo.
Mucho para copiar, pero…
Nuestro país, nuestros productores, tienen “todo para copiar”, según la mirada de Rostagno, sin embargo, habría que partir desde lo básico. Porque – analiza – “mientras en Argentina sigamos discutiendo el tema de los estados de los caminos rurales, cuando allá ya es un tema cerrado, está todo pavimentado, donde llegan todas las rutas, entonces ellos se permiten tener otro tipo de discusiones”.
La discusión se centra en otras cosas. En nuestro país algunas casas de los tamberos no tienen agua caliente, o tienen el baño afuera, o a los camiones de la leche hay que sacarlos con tractores porque no pueden ingresar.
Partiendo desde esa base, discutir utilización de tecnologías de punta, collares eléctricos, novedades para el transporte y un sinfín de posibilidades más, parecen lejanas si no corregimos los problemas básicos de infraestructura.