En la actualidad existen muchas formas de comunicarnos, vender, interactuar; y en ese marco estamos expuestos a posibles estafas. Debemos sumarle a eso que hay gente dispuesta a intentar obtener dinero de cualquier manera.
Una situación de alerta máxima vivió la empresa Pellfood (ubicada en Calchín, Córdoba) días atrás cuando recibió una comunicación de una supuesta empresa con sede en Indonesia que requería una importante cantidad de alfalfa.
Por supuesto que los responsables de la empresa rápidamente dieron respuesta a dicho pedido y comenzaron a dialogar sobre montos y cotizaciones. Hasta allí, todo normal, como una operación más de las habituales que realiza cualquier empresa que exporta.
Mauro Bollatti, de Pellfood, dialogó con TodoAlfalfa y contó como fue el paso a paso. Supuestamente en nombre de la empresa PT Jalan Terbaik “se comunicaron haciendo una solicitud de un pedido de cotización, porque estaban buscando comercializar alfalfa”.
Tras intercambiar un par de mails y whatsapp «averiguamos opciones de flete y le terminamos cotizando”, explicó y agregó: «ellos nos responden que estábamos 10 dólares por encima del precio que les servía, y pedían mejorarlo”. Como los montos eran grandes, accedieron.
Con la negociación avanzada, el supuesto comprador explicó la forma de trabajar: “un anticipo y una vez que la mercadería se haya despachado, tenían que enviarles la documentación y abonaban el saldo”.
Sin embargo, allí apareció la primera luz roja. «Empezó a ser un poco llamativo las cantidades de las que ellos hablaban, así de la nada, porque generalmente los negocios no suceden de esa forma. Una enorme cantidad sin conocer el producto, sin tener muchas referencias, nunca sucede”, apuntó.
Sumado a ello, pidió que “para hacer el anticipo debían hacer una proforma y un certificado SNI”, que es un certificado que exige el gobierno de Indonesia para ciertos productos donde te autoriza a que vos puedas comercializar con Indonesia y el cliente lo puede importar.
Ante esta situación Bollatti planteó que no tenía experiencia de comercialización con Indonesia, pero el comprador le paso el contacto de dos empresas que se dedicaban a hacer ese “tramite”.
Rápidamente se comunicó con ellos, y una de esas empresas le respondió de manera inmediata, mientras que la otra lo hizo a las 48 horas. La respuesta siempre fue similar: el trámite tenía una demora de entre 15 y 30 días, un costo de 8500 dólares y con escasa información se lograba.
Para poder cobrar el anticipo de la empresa que quería comprar el producto de Pellfood, era necesario contar con ese certificado. “Capaz que si hubiera sido 1000 dólares nos hacían entrar”, reconoce Bollatti.
Ante esta situación se pusieron a averiguar. Cabe destacar que la empresa cuenta con página web, whatss app, oficinas. “Te hace entrar rápidamente”, sostuvo.
Una situación similar en Chile
Mientras iban investigando encontraron una web de un organismo chileno que advertía sobre esta empresa. Con ese dato “me puse en contacto con la embajada de Argentina en Indonesia y con la embajada de Indonesia en Argentina” indicó. Ambas consultas tuvieron la misma respuesta, “Me dijeron que no eran de confiar, que no había que operar con ella”.
Es más, cuando ingreso a una web que figuran todos los productos a los que Indonesia les exige el certificado SNI, la alfalfa no está incluido. Con ese panorama le siguió el “juego” y le planteo al supuesto comprador que abone el costo del certificado y que luego lo ponga como anticipo, pero se negó y planteo hacerse cargo del 50 por ciento. Claro está que de una u otra manera quería quedarse con dólares de una operación que no iba a existir.
Por supuesto que la operación no se realizó porque Bollatti logró descifrar que el modo de operar era llamativo. Pero una vez que esto terminó, tanto el titular de Pellfood como desde la Cámara Argentina de Alfalfa se comunicaron con TodoAlfalfa para poder alertar de esta situación y que el resto de los exportadores enciendan las alarmas.