Daniel Basigalup es palabra autorizada para opinar sobre la producción de alfalfa. El ingeniero agrónomo es una de las personalidades más destacada del sector. Mas de 40 años aportando desde el INTA para el desarrollo de este cultivo le dan la suficiente “espalda” para hacer y decir.
En el Plenario que desarrolló el Clúster fue reconocido por su contribución al sector de la alfalfa en Argentina y momento después dialogó con nuestro portal. Todavía emocionado y honrado por lo sucedido.
“Fue una muy grata sorpresa. Uno por ahí cree que es un poco exagerado, pero hace bien al alma”, manifestó.
Periodista: ¿Podemos decir que sos el padre de Alfalfa Argentina? Y después todos los chicos, Ariel Odorizzi, Gastón Urrets Zavalia, Silvia Olivo, Valeria Arolfo, ¿son los hermanitos de la Alfalfa Argentina?
Basigalup: No, no, no. Yo creo que, afortunadamente, soy parte de eso, pero antes que yo hubo muchos. INTA creó en el año 1970 el programa Alfalfa, yo entré en 1980, ya estaba en marcha, hubo gente que ha hecho un montón de aportes y demás. ¿Considerarme yo el padre de Alfalfa? No, de ninguna manera. Sí parte de un mecanismo, de toda una estructura, de toda una trayectoria de muchísima gente dentro de INTA, pero también fuera de INTA. Yo creo que todo esto todavía está en construcción y yo estoy orgulloso de ser parte de eso, pero de ninguna manera creo que soy el padre de esto, para nada.
P: Llegamos a la foto de 1980, 1990, donde Argentina tuvo su mayor superficie de Alfalfa sembrada, y hoy, ¿cómo ves esa evolución? ¿Crees que tendría que estar mejor parado Argentina?
B: Sí, las cosas cambiaron mucho, lo cual es obvio. Cuando uno habla de nuestra mayor superficie es en estos últimos años, porque el récord fue en el año 1921-22, donde Argentina tuvo cerca de 8 millones y medio de hectáreas. En el 96, 97, 98 estábamos en los 7 millones. Hoy estamos en casi un 50% de eso y hasta diría un poquito menos. Las cosas son diferentes, hoy hay otras opciones, hay otros usos. La producción de leche ya no es solamente sobre pastura exclusivamente, también hay silaje, hay suplementación, hay un montón de cosas. Lo que sí me parece que puede ser bueno es que se vislumbra un futuro muy promisorio en cuanto a lo que es producción de heno, y pensando no solamente en el mercado interno, sino básicamente también en la exportación, con lo cual me parece que se abre un panorama enorme, porque Argentina tiene mucho potencial, el mundo tiene una demanda creciente e insatisfecha. Los países que hoy están proveyendo ese heno, Estados Unidos, España, Francia, Italia, están en su techo, y nosotros me parece que todavía tenemos mucho margen para crecer, y el negocio da un margen interesante, además de pensarlo dentro de un beneficio total en cuanto a rotaciones, para producir de una forma sustentable.
P: La alfalfa se está empezando a sentar en la mesa con la soja y el maíz, se pone la corona de reina de forrajeras.
B: Claro, y a eso apuntamos, además de que haya una diversificación de la producción, también hay que pensar en la salud de los suelos, en la salud del medio ambiente, y de todo ese tipo de cosas, y dentro de eso en un plan de rotaciones, la alfalfa tiene mucho para aportar, entonces a mí me parece que el futuro es promisorio, el presente es más optimista, y por ende creo que las cosas tienen unas perspectivas más que interesantes.
P: En estos últimos tiempos el maní fue ganando terreno, y hasta se está sembrando en lugares que eran reinados sojeros. ¿También eso le va a generar una oportunidad a la alfalfa para, en un sistema de rotación, poder devolver lo que le va a quitar otro cultivo?
B: A mí me parece que sí, y debería. De todas formas, el maní siempre se mueve en las 300, en las 350 mil hectáreas, digamos. Se ha ido diversificando un poco la zona, o más que diversificando, diría ampliando la zona, pero porque se buscan precisamente suelos que puedan soportar eso, porque es una producción muy intensiva. Y a mí me parece que sí, que se pueden complementar, y es más, se deberían complementar.