Tras un año complejo por la sequía, la coyuntura, la situación económica del país la alfalfa logró sobreponerse a todas esas dificultades y con hidalguía “sobrevivió”. Sostenida por el valor del mercado interno y la puja de los mercados externos que buscan alimentar a sus animales, el contexto puede considerarse “favorable”.
Más allá de los precios momentáneos y algunas complicaciones transitorias, parece el cultivo tener un horizonte algo más claro. Así lo entiende Juan Pablo Durso, de Zille Agro, ubicada en 25 de Mayo (La Pampa).
El gerente de la empresa sostuvo que “más allá de la coyuntura puntual de nuestro país, la alfalfa tiene una demanda a nivel mundial que creo es el horizonte para cualquier productor de Argentina”.
Entiende que, como siempre, “dependemos de las políticas que se apliquen a la producción, pero en el caso de la alfalfa con la demanda que tiene a nivel mundial se abre una gama de oportunidades y posibilidades importantísimas de cara al mundo”.
Coincidió con la expresión del gerente del Clúster de Alfalfa de Córdoba, Gastón Urrets Zavalía, quien remarcó que la alfalfa se puso la corona de reina de las forrajeras y se sentó en la mesa para discutirle terreno al maíz y a la soja.
“Creo que sí, creo que tenemos las condiciones como para que sea el segundo o tercer cultivo o debería serlo”, aunque reconoció que “estamos dando recién los primeros pasos”.
“Si bien se están haciendo gestiones en muchas provincias, no solamente en Córdoba, sino en otras provincias, el desafío es mucho mayor. Me parece que a nivel nacional todavía la venimos corriendo atrás”, aseguró.
Para Durso es necesario “juntarnos más”, sugiere trabajar en forma asociativa entre los diferentes organismos, instituciones, gobiernos. “No hay forma en el maíz, en la soja, en la alfalfa, de hacer las cosas por lo menos sustentables en el tiempo, si no se trabaja de esa manera”, apunta.
Juan José Ayerbe, de Apisa manifestó que “para ganar hay que saber perder” y en esa línea se mantuvo Durso al reconocer que la “exportación tiene eso”.
“La gente que está en esto sabe muy bien que hay años que va a ganar con la exportación, hay años que por ahí no tanto o por ahí va a perder”, remarcó.
Además, reclamó políticas claras para que el mercado local y el exportador puedan convivir. “Me parece que lo que falta en esto es una política de exportación. Estamos justamente con el tema del dólar, con el tipo de cambio. Hay herramientas como para poder defender a esa empresa”, dijo.
“Estar en un mercado de exportación requiere un montón de cosas detrás que muchas veces no se ven. No todo el mundo está en condición de exportar. La calidad de lo que se produce no siempre es exportable. Entonces tenemos que tener políticas claras para eso. Me parece que es lo que falta, políticas que promocionen a las empresas a exportar”, reclamó.
La necesidad de “estandarizar” la calidad
Cuando desde TodoAlfalfa se trabajó para la conformación de la Cámara Argentina de Alfalfa “se comenzó a idear junto a INTA la estandarización de la calidad”, sostuvo Durso por lo que podemos decir que desde hace más de seis años que se insiste en que “Argentina tiene que tener los estándares de calidad igual a lo que exige el mundo”
“El día que empecemos a diferenciarnos en cuestiones de proteína, organolépticas, de que se pague más caro la gente va a empezar a trabajar diferente”, pero al no haber ningún estándar de calidad “parece que cualquier fardo, mientras sea verde, tenga hoja, se paga lo mismo”.
Entiende Durso también que urge la “profesionalización, aplicar tecnologías, que haya políticas que permitan aplicarlas, acceso al crédito. Sin esas herramientas es muy difícil que el productor genuino logre incorporar y mejorar calidad”.
“El día que nosotros empecemos a diferenciarnos y ese fardo que tiene 22% proteína valga dos mangos más que el otro o tres mangos más o lo que sea, vamos a tener una mejora, un salto cualitativo importante a nivel nacional”, concluyó.