En la Región Semiárida y Subhúmeda Pampeana los sistemas de producción son, en general, ganaderos-agrícolas y agrícolas-ganaderos, los que se basan en rotaciones de cultivos anuales y pasturas perennes. Las pasturas en su mayoría son en base a alfalfa consociadas con gramíneas. El objetivo principal de las pasturas es la producción de forraje pero no menos importante es la función que cumplen en la recuperación y mantenimiento de la fertilidad nitrogenada y como restauradoras de la estructura de los suelos.
En el manejo de la pastura están involucrados dos sistemas: uno artificial, la pastura en sí misma y otro natural compuesto por un grupo de especies adventicias (malezas). Estos sistemas interactúan entre sí durante el desarrollo y vida útil de la misma. Altas infestaciones de malezas pueden reducir los rendimientos o causar pérdidas de plantas durante la implantación. Además una elevada presión de malezas durante el establecimiento debilita las plántulas de alfalfa retardando su crecimiento y en consecuencia retrasando el primer corte o pastoreo.
Por otro lado, disminuyen la calidad del forraje debido a que generalmente son de menor valor nutritivo, menos palatables y en algunos casos tóxicas para el ganado. Si bien en la provincia de La Pampa la superficie de pasturas alcanza aproximadamente 750.000 has, una baja proporción es tratada con herbicidas. En pasturas en implantación se realiza control de malezas a 120.000 has y 235.000 has en pasturas de más de 1 año de implantadas (Montoya y col., 1999).
Es de fundamental importancia identificar las especies y su abundancia para planificar un adecuado plan de manejo de las mismas. Frente a esta problemática común, que año tras año se repite en cada ciclo de implantación de pasturas perennes, el productor se encuentra ubicado frente a diversos escenarios que estarán constituidos por la pastura recién implantada y sistemas de malezas que interactúan con la misma.
Estos diversos escenarios varían de acuerdo con la calidad y cantidad de sus componentes, pero en la mayoría de los casos son muy difíciles de preveer. Es común encontrar escenarios muy típicos constituidos por especies de hábito de crecimiento anual otoño-invernal, con predominio de Crucíferas como mostacilla (Hirschfeldia incana), nabo (Brassica nigra); en otros casos las especies invasoras son las mencionadas anteriormente acompañadas por cardos (Carduus acanthoides, Silybum marianum, Cynara cardunculus, Circium vulgare) y abrepuño amarillo (Centaurea solstitialis).
En muchas oportunidades estas malezas forman parte del sistema en compañía de altas densidades de ortiga mansa (Lamiun amplexicaule), vira-vira (Gnaphalium spp), boulesia (Bowlesia incana), canchalagua (Veronica persica), apio cimarrón (Ammi majus), manzanilla (Matricaria chamomilla), pensamiento silvestre (Viola arvensis), rama negra (Conyza spp), caapiquí (Stellaria media), etc.; en general el sistema adventicio natural es un conglomerado de individuos multiespecífico, de hábitos de crecimiento otoñal, inverno-primaveral, anuales y/o de hábito perenne. El hábito de crecimiento y desarrollo de muchas de estas especies es disímil, de acuerdo con los bancos de semillas que dispongan en el suelo y de su potencial reproductivo.
Por otro lado, los diferentes sistemas de labranza y las prácticas de manejo de los cultivos interactúan regulando los cambios en las poblaciones de malezas (Buhler, 1995) modificando la predominancia de unas especies sobre otras, invasión de malezas foráneas, etc. (Bedmar, 1999; Rodríguez y Rainero, 1998). Dependiendo de las zonas se ha observado aumento de las poblaciones de la familia de las Compuestas (rama negra, vira-vira, algodonosa -Gamochaeta pensylvanica-, achicoria de campo -Hypochoeris spp-), viola, gramíneas anuales (roseta -Cenchrus pauciflorus-, pasto cuaresma -Digitaria sanguinalis-, cebadilla criolla -Bromus unioloides-), etc. Estos cambios de flora de malezas originan nuevas problemáticas, algunas con soluciones concretas y otras menos definidas, hacia las cuales se orientan nuevas líneas de investigación.
Período Crítico de Competencia (PCC)
En situaciones multiespecíficas el tamaño relativo de las especies guarda relación con los otros componentes de los sistemas que interactúan; y se transforma en un factor muy importante en relación con la competencia e interferencia con los demás integrantes.
Se ha demostrado que cualquiera sea el nivel de invasión de malezas en la pastura en su implantación existe un PCC de malezas. Esto se define como un intervalo en el ciclo de vida de la pastura en el que debe mantenerse limpio de malezas con la finalidad de evitar pérdidas de rendimiento. Este tiempo transcurrido aporta flexibilidad a las acciones de intervención directa o indirecta en el sistema mixto.