La tecnología de drones proporciona una herramienta adicional para que los productores controlen plagas y enfermedades en los campos, complementando las prácticas tradicionales de fumigación terrestre y aérea. Esto podría ser especialmente útil en áreas donde hay escasez de mano de obra agrícola para aplicaciones de pesticidas o para áreas pequeñas parcelas que requieren tratamiento local.
Es por ello que desde el Departamento de Extensión sobre Producción de Alfalfa y Forraje de la Universidad de California (UNCAR), se comparó durante el verano 2020 esta nueva tecnología área no tripulada frente a los aviones aplicadores, teniendo en cuenta sus resultados sobre orugas defoliadoras en campos destinados a heno de alfalfa, plaga que puede resultar altamente dañina para el cultivo, ya que las larvas se alimentan del follaje, causando pérdidas significativas en su rendimiento y la calidad.
El ensayo
Se realizaron pruebas en dos campos de alfalfa en Yolo County, California, utilizando un insecticida para control de insectos (con clorantraniliprol como ingrediente activo).
Los campos se dividieron con una parte rociada por avión y la otra por un dron. Las tasas de aplicación fueron de 5 galones por acre (gpa) para un campo y de 10 gpa para el otro para ambos métodos de aplicación.
Se colocaron tarjetas de rociado (papel sensible al agua) en el dosel de alfalfa antes de las aplicaciones de pesticidas para evaluar la cobertura tanto para las aplicaciones de los drones no tripulados como de los aviones. Se tomaron muestras de las plantas después de que los campos se pulverizaron para determinar las concentraciones de residuos del insecticida en las mismas. Además, se tomaron recuentos de diferentes especies de orugas, utilizando una red de barrido, siguiendo protocolos de muestreo estándar para comparar la eficacia de los diferentes métodos de aplicación por aspersión para controlar los gusanos de verano.
Resultados de los ensayos con drones: los métodos fueron equivalentes
Los resultados de las tarjetas de aspersión mostraron que los métodos de aplicación de insecticidas con drones y aviones tenían una cobertura de aspersión equivalente (ver Foto 3). La aplicación de drones tuvo un poco más de variabilidad en términos de uniformidad de deposición que la aplicación de avión, pero esto no se debió a las cualidades inherentes del dron, sino a que la tecnología de pulverización basada en drones debe ajustarse. Los aviones se han utilizado para aplicar pesticidas durante más de 60 años y la tecnología se ha perfeccionado. Los drones son nuevos y hay un poco más de trabajo por hacer para ajustarlos y lograr un control óptimo de plagas en los campos agrícolas.
Hubo pocas diferencias en las concentraciones de residuos del control de insectos en las plantas de alfalfa entre los métodos de aplicación con drones y aviones para las tasas de rociado de 5 y 10 gpa (Figura 1). Del mismo modo, no hubo diferencias en el conteo de gusanos de verano entre los dos métodos de aplicación aérea, ya que tanto las aplicaciones con aviones no tripulados como con aviones tripulados redujeron significativamente los gusanos de verano en comparación con el control no tratado con tasas de rociado de 5 y 10 gpa (Figura 2).
El futuro de los drones para fumigación
Los drones son una opción viable para la aplicación aérea de pesticidas para el control de plagas en campos de alfalfa. En general, no hubo diferencias significativas en la cobertura de rociado de insecticida, los residuos de control de insectos y el control de gusanos de verano entre los métodos de aplicación de insecticidas de drones y aviones tripulados. Los drones proporcionan una herramienta adicional para que los productores controlen plagas y enfermedades en sus campos.
Cabe destacar que, en California, donde se realizaron los ensayos, existe una categoría de licencia de piloto agrícola UAV («no tripulado») específica, lo que significa que el piloto del dron no está obligado a tener un certificado de piloto comercial, solo el certificado de UAV.
Además, una limitación actual en el uso de drones para la fumigación aérea de campos de cultivo es el límite de peso de 55 libras (25 kilos) exigido por las regulaciones federales y de la FAA (Administración Federal de Aviación) sobre la capacidad de carga de drones.
Algunas empresas de drones han obtenido certificados para manipular más de 55 libras en California (por ejemplo, Yamaha), lo que ayuda a allanar el camino para que más personas utilicen la tecnología de drones a mayor escala en la producción de cultivos. Sin embargo, aún podría pasar un tiempo antes de que se levante a nivel general este límite de pesos.
El Departamento de Extensión sobre Producción de Alfalfa y Forraje de la Universidad de California (UNCAR) destacó en este ensayo que, con algunos ajustes y permisos, es una clara tendencia a futuro la utilización de drones para aplicaciones, ya que se observa que esta tecnología comenzará a competir fuertemente en los próximos años con los aviones tripulados.