En los últimos tiempos el mundo sufrió serias consecuencias. Lluvias, inundaciones, sequías extremas que derivaron en incendios forestales que generaron perdidas incalculables. En una charla con TodoAlfalfa el asesor del INTA y especialista en la producción forrajera sostuvo: “está situación tiene un impacto en lo productivo. Frente a esas condiciones y al tan mentado cambio climático (que aún hay gente que sigue negándolo), evidentemente eso trae consecuencias en el mediano plazo y lo estamos viendo ahora”.
“Más allá de que en la cantidad recibamos el mismo promedio de lluvia, el problema radica en que los días con lluvia serán cada vez menos y los eventos lluviosos serán cada vez más fuertes”, indicó y agregó: “eso trae aparejado también, o viene junto con unos aumentos muy significativos en todo el mundo de lo que son temperaturas, generando condiciones sumamente duras”.
Los beneficios de la Alfalfa
El experto destacó que este cultivo “tiene algunas ventajas que la posicionan con cierto favoritismo frente a eso”, aunque remarcó que “es afectada, pero cuando uno ve que la alfalfa, por ejemplo, tiene un sistema radical sumamente profundo, que en dos o tres años puede alcanzar los tres metros y si no hay grandes impedimentos hasta más, es valorable”.
Además, “tiene la capacidad de rescatar agua de las partes más profundas del suelo, tiene un mecanismo de autorregulación en el uso del agua, que no tienen otros cultivos”, pero se encargó de remarcar que “de todas formas, tenemos que tener claro que cuando uno habla de alta producción de forraje de alfalfa, necesitamos agua”.
Números claros
La eficiencia del uso del agua que la alfalfa tiene está en promedio entre los 16 a los 18-19 kilos por hectárea y por milímetro recibido. Este dato, aportado por Basigalup, deja en claro que “si disminuyen las precipitaciones, evidentemente va a disminuir la producción”.
Pero allí, aparece la posibilidad de suplementar con riego en algunas zonas subhúmedas o semiáridas, o en las “zonas áridas donde necesitamos riego sí o sí, uno tiene que tener claro el agua que tiene que proveer”, apuntó.
Más datos: Basigalup manifestó que “a una producción de 24 toneladas, 26 toneladas de materia seca por hectárea de año, tenemos que pensar en no menos de 1.100 a 1.200 milímetros de agua en total en todo el ciclo, si uno suma las precipitaciones y los riegos”.
“Frente a eso y al cambio climático que hace que cada vez nieve menos en la cordillera, los ríos traerán menos agua”.
Entonces, ¿qué hacer frente a todo esto?
Hay que estar atentos porque la sequía también trae en muchas zonas problemas de salinidad, las sales que están bajo las capas más superficiales del suelo por capilaridad suben y todo eso genera un problema que es difícil de enfrentar cuando uno tiene que producir”.