Desde Aapresid, publicaron en el especial ganadero de su Revista mensual, una nota con el especialista de la Cátedra Forrajes de la Universidad Nacional del Litoral, José Martín Jáuregui analiza el Pastoreo Racional Voisin (PRV).
Se trata de una técnica que promete ventajas en lo relativo a la protección de las pasturas, pero que también encierra algunos puntos críticos a tener en cuenta.
Hace 4 millones de años el ciervo ratón surgió como antepasado de los rumiantes modernos, cuya evolución ha llevado a la creación de sistemas digestivos altamente eficientes. La capacidad de los rumiantes para aprovechar forrajes fibrosos, convirtiendo recursos de baja calidad en alimentos de alto valor biológico, es la ventaja competitiva más significativa frente a los monogástricos.
“Los métodos de pastoreo influyen en la producción de pasto, su eficiencia de cosecha, la selectividad, el consumo animal y pueden alterar la composición botánica de la pastura”, afirma Jáuregui en la nota. Así, surgen técnicas de pastoreo tendientes a imitar el comportamiento natural de los rumiantes y maximizar la producción animal, minimizando al mismo tiempo el daño al tapiz vegetal.
El Pastoreo Racional Voisin o PRV es una de estas técnicas e implica una serie de principios para el buen manejo del pasto que consideran el conocimiento de las especies de la pradera y respeto de los criterios ecofisiológicos de su crecimiento, además de la reposición de nutrientes (perdidos a través de la carne y la leche) por fijación biológica o química, destacando la importancia de mantener siempre la salud del sistema.
¿En qué se diferencia del Pastoreo Rotativo Intensivo?
El PRV es uno de los métodos de pastoreo rotativo intensivo más conocidos y suele definirse como un “método racional para gestionar el complejo suelo-planta-animal mediante el pastoreo directo”.
Aunque la mayoría de los principios vertidos por Voisin están alineados con los conceptos de pastoreo rotativo intensivo en sistemas lecheros, el PRV incorpora algunos conceptos adicionales, como el suministro de agua directo a los animales, que no están especificados en otros sistemas de pastoreo.
Las leyes de Voisin
En términos generales, consiste en dividir el área de pastizales o pasturas en diferentes parcelas y corredores para permitir que el ganado pastoree una parcela específica durante un período determinado en lugar de deambular libremente por todo el campo. La implementación efectiva del PRV implica una cuidadosa planificación de la rotación de pasturas, la gestión de la carga animal y la observación constante del comportamiento de los animales y el estado de las plantas.
El PRV se basa en 4 leyes o principios. La primera es la Ley del período de recuperación que establece la necesidad del descanso de las plantas después del pastoreo para permitir su regeneración y crecimiento. Esto busca evitar el pastoreo excesivo, asegurando períodos de descanso adecuados.
La segunda, es la Ley de ocupación con la idea de que el período total pastoreo en un potrero debe ser lo suficientemente breve asegurando que el ganado consuma forraje en su punto óptimo de calidad y cantidad, y evitando el pastoreo del rebrote vegetal. La recomendación es una ocupación menor a 3 días con carga animal elevada que además garantiza mayor concentración de excrementos y orina al flujo de materia orgánica.
Luego, la Ley del rendimiento máximo o selectividad reconoce la importancia de comprender y aprovechar las preferencias alimenticias del ganado para optimizar la utilización del forraje. Con esto se evita el sobrepastoreo de ciertas especies separando grupos de animales en función de sus requisitos nutricionales, práctica también denominada como “líderes y seguidores”.
Por último, y en línea con la segunda ley, el Principio de rendimiento regular establece proporcionar forraje de calidad consistente a los animales para maximizar su rendimiento y evitar variaciones en la productividad. En este sentido, las vacas lecheras en lactancia, por ejemplo, deben ser trasladadas a un potrero nuevo después de cada ordeño (por ejemplo, dos veces al día). Del mismo modo, los novillos en terminación no deben permanecer pastoreando en el mismo potrero por más de un día.
Algunos puntos críticos del PRV
El PRV promueve el consumo de las pasturas al momento que interceptan el 95% de la radiación. Según el análisis de Jauregui, debe tenerse en cuenta que, en épocas como la primavera, cuando las tasas de crecimiento son altas, ingresar a la primera franja de pastoreo con estos niveles de intercepción puede significar que la última franja se consumirá tardíamente, fuera del momento óptimo con riesgos de pérdidas por senescencia.
Asimismo, el método sugiere que las leguminosas como la alfalfa deben ser consumidas cuando alcanzan entre un 30% y un 50% de floración. Esto también puede generar pérdidas por senescencia y respiración, lo que compromete la productividad y la performance animal.
Por último, el PRV sostiene que, al imitar el movimiento natural de los animales con cargas altas en períodos cortos de tiempo, se estimula la biocenosis del suelo y se mejoran los niveles de materia orgánica. Si bien esto suele ser así, estas mejoras en el suelo también se traducen en una extracción más rápida de nutrientes del sistema. No debemos olvidar que los sistemas agropecuarios son abiertos, lo que implica que, si aceleramos la tasa de extracción de nutrientes, también será necesario reponerlos.
Jauregui concluye que el éxito en la producción animal depende de la habilidad para armonizar la gestión de pastoreo con los principios ecofisiológicos de las plantas. Ya sea a través del PRV u otros métodos, el objetivo es claro: maximizar la producción sin comprometer la integridad del ecosistema.