Argentina ya cuenta con dos plantas de deshidratado de alfalfa, que implicaron millonarias inversiones (solo el sistema deshidratador tiene un costo superior a los 2 millones de euros): Una de ellas está cerca de la localidad de San Vicente y es propiedad de Fondomonte, una empresa controlada por el grupo saudí Almarai. La otra firma es Mega Alfalfa Argentina, que se instaló en la localidad de Fernández, Santiago del Estero, donde montó una planta con capacidad para procesar 40 toneladas por hora de megafardos, también con el objetivo principal de exportar a los países árabes, donde está impedida la utilización del agua para la producción ganadera y forrajera.
En materia de producción de fardos de alta compresión, “Argentina ya tiene una capacidad de producir más de 100 mil toneladas/año de megafardos de doble compresión, a través de 5 plantas instaladas en su territorio y próximamente se inaugurará una sexta en San Luis”. Las cinco plantas con prensas de doble compresión son: Alfacal (Calchín, Córdoba), Alfalfa y Forraje de la Patagonia (Grupo Osés), con planta industrial en Bahía Blanca, la citada Mega Alfalfa (Fernández, Santiago del Estero), Curacó (25 de Mayo, provincia de La Pampa), y Fondomonte (San Vicente, provincia de Córdoba).
Antes de fines de año quedaría inaugurada una sexta planta de doble compresión, de la mano de Alfazal, una nueva Sociedad Anónima con Participación Estatal Mayoritaria (SAPEM) en la Zona de Actividades Logísticas (ZAL), enclavada en Villa Mercedes, provincia de San Luis.
Una gran ventaja de Argentina y Sudamérica es que está en contra estación de los dos principales exportadores mundiales, que son España y EE UU. De allí que no sea casual que desde hace 3 años se ha incrementado fuertemente la visita al país de empresas compradoras de primera línea del mundo, que reconocen el potencial exportador que puede tener el país.
Hay equipos
Pedro Colla estuvo presente en las Jornadas Nacionales de Alfalfa, representando a dos empresas españolas: Imabe Ibérica y Apisa, quienes proponen soluciones para la confección de megafardos de doble compresión de alta calidad. “Hace 30 años que estamos en el mercado argentino con nuestros sistemas de enfardadoras de Imabe Ibérica. La fábrica está en Madrid, nosotros producimos unas 300 máquinas por año en Europa y vendemos por el mundo. En Argentina hay 180 instalaciones para diversos segmentos, y hace algunos años empezamos a introducir prensas para el enfardado a altísima densidad de alfalfa”.
El desembarco de la compañía en Argentina tuvo que ver con aportar equipamientos para tratamiento de residuos sólidos, reciclaje de papel, cartón y plástico, y reciclaje de chatarra, pero ahora el presando de alfalfa, es un nicho con gran potencial. “Nuestros equipos hacen un reempacado después de un deshidratado, hacemos también compactación en altísima densidad para exportación para poder meterlo en un contenedor de 27 toneladas que es lo que requiere la exportación”.
Imabe Ibérica tiene su central en Arganda del Rey en la Comunidad de Madrid y fabrica prensas de papel, chatarra, plantas de residuo. “También tenemos una división que es que las máquinas para biomasa y máquinas para alfalfa. En Argentina tenemos muchos equipos pero abocados al reciclado, y llevamos muchos años ya introduciendo máquinas para enfardado de alfalfa”. Precisamente esta compañía es la que ha vendido equipamientos para las plantas de Bahía Blanca, en La Pampa, San Luis, Córdoba. “En definitiva lo que hacemos es reducir volumen para transportar más kilos”.
A la vez, Pedro Colla, también representa en Argentina a la empresa Apisa que es una firma líder a nivel mundial en fabricación de plantas de deshidratado y también de pelletizado de alfalfa. “Son expertos en esta materia y tienen muchos años en el negocio. Imabe les provee a ellos las prensas que es el final de la línea de deshidratado. Apisa tiene equipos de distintas escalas, y en Argentina ya tenemos dos plantas operando con una capacidad de 600 toneladas por día”, dice el empresario refiriéndose a las plantas enclavadas en San Vicente (Córdoba) y Fernández (Santiago del Estero).
Cabe destacar que en España hay más de 80 plantas de deshidratado “con superficies mucho menores que acá y nadie compite con nadie sino que es un mercado para muchos jugadores y en expansión”, apunta. Aunque fue renuente a ubicar un precio de la tecnología, los equipos de la escala que se instaló en Argentina, rondan los 2 millones de euros
De cara al futuro, la visión de Colla es la siguiente: “Argentina tiene mucho territorio, tiene mucha alfalfa y lo que está faltando es darle un enfoque industrial al producto para no vender pasto sino vender alfalfa con una marca nacional, que sea argentina”.