Un trabajo conjunto entre investigadores de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) y la Universidad de Western Australia (UWA) apunta a seleccionar materiales genéticos de ambos hemisferios tolerantes a inundaciones y salinidad. Los trabajos comenzaron con leguminosas forrajeras y recientemente se ampliaron a otros cultivos como trigo, cebada, colza y arveja. Muy pronto se liberaría el primer producto de estas investigaciones.
“En 2010 tomamos contacto con Timothy David Colmer, profesor de la Escuela de Agronomía y Ambiente, Facultad de Ciencias, Universidad de Western Australia (UWA), referente mundial en el estudio de las respuestas de especies de cultivo y forrajeras a las inundaciones”, comentó Gustavo Striker, docente de la cátedra de Fisiología de la FAUBA, quien se dedica al estudio de la tolerancia de leguminosas forrajeras a condiciones de inundación en la Depresión del Salado, una zona de la Argentina que suele anegarse todos los años durante períodos prolongados.
Dos años más tarde, durante una estadía de tres meses en Australia, Striker investigó junto al equipo de Colmer la especie Messina (Melilotus siculus), una leguminosa anual que tolera anegamiento, salinidad y la combinación de ambos estreses.
Según el sitio de divulgación científica Sobre La Tierra, en Australia habían generado una colección de 50 materiales provenientes de diferentes países (como España, Grecia, Estados Unidos y Argentina) y evaluado sus comportamientos ante condiciones de estrés. “De esa colección de germoplasma llevé a cabo pruebas sobre tolerancia a anegamiento y salinidad, y la interacción entre ambos factores de estrés sobre 15 genotipos, para luego seleccionar los tres con mayor potencial de biomasa forrajera, adaptados a ambientes similares a los de la Depresión del Salado”, informó el profesor de la FAUBA.
La selección de estos materiales genéticos se realizó entre 2012 y 2015. “Terminamos eligiendo tres genotipos de Messina y actualmente en Australia están a punto de liberar el primer material que surgió de esa selección. Aún no existen variedades de Messina en el mercado”, dijo Striker. “Encontramos que este material tiene alta tolerancia a la combinación de anegamiento y salinidad. Por eso eventualmente tengo la idea traerla a la Argentina, para probarla en suelos salinos que se anegan. Si bien es una especie anual, podría ser una opción a incorporar en ambientes marginales”, agregó.
Otros cultivos
“Estos trabajos fueron la punta del iceberg”, adelantó Striker al referirse a los estudios que continuaron luego con otros cultivos, y que sumaron la colaboración de investigadores de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA.
En 2015 Striker volvió a viajar a Australia, financiado por el Instituto de Estudios Avanzados de la UWA, para continuar el proyecto junto al grupo de Colmer. Ese año, al tiempo que en Australia realizaban una revisión de las leguminosas en condiciones de inundación a nivel mundial, y debatían sobre cuáles eran las principales áreas a mejorar, el profesor de la FAUBA ofreció allí una clase magistral sobre anegamiento en especies forrajeras y una conferencia plenaria sobre los cambios productivos generados en los últimos años en la Región Pampeana de la Argentina.
La interacción entre los investigadores de ambas instituciones (Colmer también realizó diferentes visitas a la Argentina) motivó la intensión de generar un vínculo formal, que poco tiempo después se oficializó con un convenio firmado entre la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Western Australia.
Hace dos años se integraron a los trabajos los investigadores del grupo de Daniel Miralles, docente de la cátedra de Cerealicultura de la FAUBA, y Rocío Ploschuk, becaria del Conicet. Desde entonces también avanzaron en el estudio del impacto del anegamiento en trigo y cebada.