La alfalfa es la principal especie forrajera del país, con una superficie de siembra de alrededor de 3.4 millones de ha, de las cuales el 80% se cultiva bajo condición de secano y el 20% restante, con riego.
Esta especie ofrece un alto grado de flexibilidad durante su déficit hídrico (DH) debido a su capacidad para sobrevivir con éxito a los períodos en los que se manifiesta. En los últimos años, como consecuencia de la expansión agrícola, este cultivo ha sido desplazado hacia ambientes de menor potencial productivo o con mayores restricciones climáticas. Por lo tanto, el desarrollo de cultivares más adaptados y con mayor tolerancia al DH puede contribuir a incrementar los rendimientos y sustentabilidad de los sistemas agrícolo-ganaderos de la Argentina.
Ante este escenario y frente a los escasos estudios que analizan la producción de alfalfa bajo condiciones de déficit hídrico, el INTA Manfredi puso manos a la obra en 2019 con una serie de ensayos, sobre los cuales recientemente han difundido sus resultados.
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