¿Cómo acortar la brecha de rendimiento entre los campos experimentales y los de productores?

El ingeniero agrónomo Juan Lus, gerente de desarrollo de PGG Wrightson, realizó una charla técnica virtual sobre alfalfa, enfatizando en las limitantes existentes que inciden en el rendimiento en campos extensivos.

El pasado martes 29 de septiembre se realizó una jornada técnica sobre alfalfa dictada por el ingeniero agrónomo Juan Lus, gerente de Desarrollo de PGG Wrightson.

Poniendo en perspectiva al cultivo en nuestro país el ingeniero inició la charla aclarando que la alfalfa “no solamente es un cultivo importante para la ganadería argentina, sino que, por otro lado, Argentina ocupa un lugar preponderante en el mapa mundial de la alfalfa. La superficie actual del cultivo ronda 3,2 millones a 3,5 millones de hectáreas”.

Sin embargo, al hacer un balance entre los rendimientos, Lus resaltó que la obtención “en todo el ciclo de producción a campo es un 30% a 40% de lo que solemos medir los potenciales de rendimiento en el campo experimental. En el campo son situaciones extensivas, mientras que las condiciones experimentales para observar esos potenciales, tratamos de darle todas las condiciones ideales para expresen ese potencial”.

Al analizar el porqué de este desfasaje entre rendimientos el especialista puntualizó en 5 factores que intervienen de forma preponderante:

*Ph del suelo (acidez).
*Requerimiento nutricional (con énfasis en el rol del nitrógeno y el impacto de la genética)
*Limitantes físicas del suelo
*Requerimientos hídricos del cultivo
*Genética

“Comparativamente con los cultivos de grano, el avance genético en términos de rendimiento de las forrajeras es inferior. En el orden de la alfalfa es de 4,1 % cada 10 años porque entran muchos factores intervinientes”, remarcó el expositor, al hacer una comparación con el 15% y 21% de incremento de rendimiento debido al avance genético del maíz y el trigo, respectivamente.

Tomando la base de datos de la Red Inta Alfalfa el ingeniero expuso estadísticas mostrando que el rendimiento real de la alfalfa supera ampliamente el 4%, ya que “si consideramos la media de todas las localidades está cercano al 23%”. Recalcó también que cada decenio analizado tiene niveles de incremento diferente respecto a los otros”.

La brecha entre el 4% y el 23% recae en los diferentes factores mencionados, los cuales el ingeniero pormenorizó de acuerdo a la realidad del país, ya que” la Argentina tiene 2 diferencias marcadas respecto a los otros usuarios a nivel mundial: la alfalfa se la utiliza fundamentalmente bajo pastoreo y no bajo corte y a la alfalfa se la utiliza en ambientes húmedos. En gran parte del mundo contraposición a otros países en donde es utilizada en ambientes áridos o semiáridos y bajo riego”.

Puntualmente Lus mostró la diferencia entre cultivos realizados con alfalfa común y la Premium, debido a que “podemos encontrar diferencias poco apreciables entre un cultivar Premium y no Premium en un ambiente potencial, pero en un ambiente extremo el cultivo Premium se sigue manifestando de una manera muy buena”.

Al entablar el análisis sobre el PH, el disertante enfatizo sobre la problemática del suelo pampeano, y que “en todo lo pintado en naranja y rojo en el mapa, estamos, de arranque, en una disminución potencial de las alfalfas que podría estar afectada, solo por el PH, en un 50%”.

Siguiendo la jornada, abordo el problema del componente físico del suelo, donde debido a la “compactación y la estructuras de suelo laminar, hay raíces que encuentran la zona dura y se van hacia los costados y no exploran, y si no hay exploración no solamente no pueden extraer nutrientes, sino lo que no pueden extraer es agua”, y remató la idea comentando que “los niveles de productividad de la alfalfa se sostienen si tiene buena cantidad de agua disponible, la profundidad de las raíces solo le permite seguir superviviendo”.

Por Agustín Reano – Estudiante de Licenciatura en Comunicación UNVM