Existen varias prácticas de manejo para el control del gorgojo, según describen desde el Departamento de Extensión sobre producción de alfalfa y forraje de la Universidad de California. Entre ellos, se destacan el control biológico con agentes naturales y las prácticas culturales de manejo (donde se destaca que un corte temprano reduce los rendimientos y los gorgojos pueden continuar alimentándose bajo las hileras en el recrecimiento de la alfalfa).
Por otra parte, el estudio argumenta que la limpieza o el pastoreo cerca del invierno, cuando la alfalfa está inactiva, ayuda a reducir el número de gorgojos y el daño al primer corte.
Otro factor importantes es el monitoreo. Los campos de alfalfa deben monitorearse para programar tratamientos con insecticidas para cuando los gorgojos se alimentan del cultivo. Si las aplicaciones son demasiado prontas, es posible que se necesite un segundo tratamiento y esto genere mayores costos en su protección, y además, mayor resistencia a los insecticidas. Estos últimos son necesarios rotarlos en su modo de acción a fin de evitar que se desarrolle la resistencia a los mismos.
Presencia en Argentina
Las mayores poblaciones de gorgojos en alfalfa ocurren en las zonas subhúmeda y semiárida de la región pampeana. Según un informe del INTA Manfredi el complejo incluye más de 20 especies, y el daño que estos insectos provocan a las raíces de la alfalfa afecta su productividad y persistencia.
Destaca también que “la mayor acción destructiva se debe a las larvas, que provocan galerías y perforaciones en las raíces, tanto en la principal como en las secundarias. En muchos casos, cuando las larvas alcanzan su mayor desarrollo, pueden cortar la raíz a una profundidad no muy alejada de la superficie. Las consecuencias de tales daños pueden ser fatales durante la implantación del cultivo, cuando la alfalfa está al estado de plántula o de planta joven, ya que las lesiones a la raíz principal pueden provocar la destrucción de ese sistema radical incipiente”. Afirma el reporte que las heridas provocadas en las raíces son además vía de entrada para una gran diversidad de hongos patógenos, como Fusarium spp. y Phoma spp., que amplían el área radicular dañada y reducen su capacidad de absorción y conducción de nutrientes.