Probablemente ya debe haber llovido en la mayoría de las zonas o bien estamos esperando esas lluvias definitivas que impulsan a la toma de decisiones. Posteriormente o entre medio seguramente se hará un corte de limpieza, con destino a la confección de rollos o heno de media calidad, con alto contenido en fibras y seguramente pasado en su estadio fenológico debido principalmente a una floración despareja o anticipada, pero sin dudas que es un mal necesario para que nuestro primer corte del año sea de calidad y de cantidad.
Ese primer corte generalmente es muy explosivo, en una época en donde las temperaturas aún no son definitivamente altas, lo que dificulta en parte el secado.
Esta es la combinación perfecta para que, si no tomamos las decisiones adecuadas, fallemos y desperdiciemos un material de excelente calidad desde el punto de vista nutricional.
Por esta razón, cuando las pasturas explotan y no tenemos capacidad para “comerla” al 100%, lo ideal es pensar en un sistema de conservación que se adecúe a las condiciones ambientales del momento, con alta humedad relativa y no tantas horas al día con altas temperaturas como para hacer un secado efectivo.
Una gran herramienta que necesita recaudos
Muchas veces pensamos que el silaje de pasturas es “caro”, pero en realidad es mucho más costoso un corte desaprovechado, pasturas pasadas con bajo niveles de digestibilidad y que además de todos modos requerirán algún corte como “desmalezado” para seguir teniendo rebrotes explosivos y parejos que permitan el logro de una materia prima con alta digestibilidad y contenido proteico.
Por esta razón comenzamos a transitar la época en la que el silaje de pasturas es una herramienta invalorable para poner a punto el campo, aprovechar una explosión forrajera que de otra manera sería un poco complicado capitalizar y lograr un recurso forrajero con múltiples aplicaciones como dietas con alta proteína, corrales de encierre para animales destetados, que necesiten emparejar estado o bien un recurso proteico para echar a la mano en caso de necesidad, con materia seca ajustada y niveles de fibra y proteína que permitan un correcto desempeño animal.
Increíblemente, la mayor contra del silaje de pasturas como la alfalfa, lo constituye su alto contenido proteico, que al ejercer un efecto buffer o tampón, dificulta la correcta fermentación si no se tienen los recaudos necesarios a la hora de seguir el “proceso de ensilaje”.
En este punto debemos considerar que el corte y oreado del forraje con segadoras acondicionadoras, es la herramienta más efectiva para concentrar los carbohidratos solubles contenidos en el tejido de las plantas, mejorando su capacidad fermentativa.
Dicho corte debe hacerse en un estadio fenológico temprano, sin flor, y de ser posible en el momento que las plantas están generando un rebrote, indicativo de que su sistema de reserva está completo y con la capacidad de generar un nuevo individuo.
En el momento que el total del cultivo presenta un nivel de materia seca cercano al 50%, recogerlo con un cabezal recolector, picar, y llevarlo a la estructura de almacenaje.
Un proceso correcto del corte al ensilado
Actualmente y desde hace tiempo existe una amplia gama de inoculantes bacterianos que promueven las fermentaciones lácticas, los cuales pueden ser utilizados, pero sin descuidar el proceso de confección, respetando los siguientes aspectos:
Cortar el forraje en un estadio fenológico temprano, sin flor, para potenciar la digestibilidad del mismo, el consumo por parte de los animales y el contenido proteico.
Cortar y acondicionar el forraje acelerando el proceso de secado y concentrando de esta manera la mayor cantidad de carbohidratos solubles, los cuales, además, se potenciarán con la proteína para una mayor eficiencia de conversión.
En caso de ser necesario juntar hileras, hacerlo preferentemente después del corte para asegurar que las hileras no se sequen de más ante una eventual parada de la máquina de picado. Es más sencillo esperar el secado que solucionar problemas por exceso de materia seca.
Recoger el forraje con una humedad cercana al 50% para asegurar la fermentación, pero concentrando materia seca lo cual disminuirá los costos de confección y suministro. Por esta razón cuando hablamos de silaje de pasturas, también podemos mencionarlo como henolaje (paso intermedio entre heno y silaje) Dimensionar los silos de acuerdo a su tasa de extracción. Teniendo en cuenta que el consumo de este recurso forrajero siempre es menor a otros, como el silaje de maíz por ejemplo, es conveniente tener una cara de exposición al aire menor, tratando de consumir entre 30 y 40 cm de la cara expuesta del mismo para que los animales reciban alimento fresco, bien conservado y que represente en la dieta el valor nutricional calculado o estimado en los análisis.
En caso de tener defectos o dudas al momento de la confección, se puede asegurar la fermentación mediante la aplicación de inoculantes bacterianos, con calidad certificada por organismos oficiales, los cuales ayudarán a asegurar una correcta fermentación y conservación del material.
Trabajar con hileras bien densas, que faciliten el picado con un tamaño uniforme de alrededor de 1,5 cm, que potencien consumo, faciliten la compactación y que no generen “disturbios” o confusión a la hora de realizar lectura de comederos.
El silaje de pasturas, es un recurso forrajero de ocasión, que en algunos casos puede representar un costo elevado, pero nunca tan elevado como tener forraje de mala calidad o desperdiciar el mismo cuando la naturaleza nos entrega un gran volumen en corto tiempo y con gran variabilidad de uso a lo largo del año y en diferentes categorías de animales.