Las jornadas de Aapresid dejaron temas de trascendencia, y uno de ellos fue lo expuesto por Bruno Basso, profesor de la Universidad de Michigan State. Allí, abordó los sistemas digitales para conciliar productividad y sostenibilidad de los sistemas agrarios.
El sector agropecuario es uno de los principales emisores de gases, aunque no el único. Por esto, destacó la necesidad de que los productores se involucren para generar un cambio.
Asumir riesgos puede generar “miedos” pero la clave es abordar las problemáticas con investigación transdiciplinaria a través de un enfoque sistémico, es decir que involucre los aspectos socioeconómicos, culturales, climáticos, edáficos, productivos, para lograr la sustentabilidad.
Basso explicó el desarrollo digital que se está dando en el ámbito agropecuario, y destacó que las nuevas tecnologías son una parte para generar el cambio, siempre y cuando sean adoptadas donde correspondan para generar un círculo virtuoso no vicioso.
Además, indicó que la otra parte del cambio es una agricultura regenerativa, es decir llevar adelante prácticas como labranza cero, biodiversidad, diversificación; técnicas que nos permitan ser más eficientes en el secuestro del carbono y sistemas con mayor resiliencia.
Pasar de un sistema lineal a un sistema circular, es decir que podamos hacer el uso de la energía del sistema conservándolo dentro del mismo.
En la agricultura el rinde es variable y está afectado por el clima y por factores y/o condiciones edáficas causando variaciones de un año para el otro; es por ello que se remarcó cuán importante son las imágenes digitales a través del tiempo para poder generar un mapa de estabilidad de rinde, siendo esta último una herramienta fundamental para la toma de decisiones.
En este sentido destacó que la eficiencia en la utilización de N depende de la estabilidad del rinde y esto nos permitiría de alguna manera disminuir las fertilizaciones que son otra de las prácticas que mayores emisiones genera.
Finalizando, Basso contó como en los Estados Unidos se están llevando adelante políticas de incentivo como créditos, para que los productores inicien la era del cambio, es decir que lleven adelante prácticas como el aumento de la diversidad: polinizadores, biocampo y praderas, mejorando las condiciones de suelo, incrementando la población de insectos, disminuyendo las emisiones y aumentando la captura de carbono.
El desafío está en aquellos lugares donde no tienen gran capacidad de captura de carbono e incrementar aquellos que tienen la habilidad de hacerlo.
Actualmente el gobierno de EEUU, invirtió USD 300.000.000 para el monitoreo del carbono del suelo, y para incentivar a los productores a que mejoren en sus campos ya que próximamente las industrias alimenticias estarán muy interesadas en el origen de los granos y las formas en los cuales fueron producidos.
Fuente: Aapresid