La alfalfa es un elemento esencial en la alimentación animal, principalmente para aquellos que necesitan una dieta rica en nutrientes como los rumiantes. Con beneficios que son “fáciles” de descifrar, este forraje brinda mejor digestión, salud reproductiva e impacta en un aumento de la producción de leche y carne. Es por ello que es un componente fundamental para la ganadería en el mundo.
Es utilizada como forraje fresco o seco (heno) en la alimentación animal, pero también se implementa en la industria de la biotecnología y en la producción de suplementos nutricionales.
Estados Unidos es el principal país productor y exportador de heno, con 4,5 a 5 millones de toneladas anuales, seguido de España con 0,7 a 1,5 millones de toneladas anuales. Estos dos son “jugadores claves” en el mercado mundial, donde quiere ganar terreno Argentina para escalar lugares, y subirse al podio.
¿Qué necesitamos para producir heno de alfalfa de calidad? Tenemos que tener en cuenta prácticas adecuadas referidas a la selección de semillas, la preparación del suelo, cuándo sembrar, el manejo de plagas y enfermedades, el corte, la maquinaria, la confección, el estibado y los tipos de henos según calidad.
A continuación conoceremos cada una de estas etapas para lograr elevar estándares de producción aumentando la exportación, pero también generando alimento para el mercado interno de calidad (mejor leche y carne).
Semillas
La selección es clave a la hora de pensar una producción de calidad. Debemos escoger una variedad que se adapte a la condición climática y el suelo de la región en la que se llevará a cabo el desarrollo productivo. También es importante que sean resistentes a plagas y enfermedades comunes.
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Hoy el avance genético en semillas es de vanguardia y nos posiciona en los primeros lugares. “Tengo medido en montones de lugares que con suerte estamos aprovechando entre el 20 y el 30% del potencial genético que tienen las alfalfas de primera línea que tenemos en el mercado hoy en día”, aseguró Juan Lus, ingeniero agrónomo experto en la temática. (Ver Alfalfa: La genética Argentina, medalla de oro).
En tanto que Daniel Basigalup, ingeniero agrónomo experto en alfalfa, ex miembro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y asesor privado, recomendó adquirir semillas fiscalizadas por necesidad (es decir, legal) y conveniencia (para asegurar calidad y tener donde reclamar en caso de que existan problemas).
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“La bolsa blanca es ilegal y la semilla propia muchas veces tiene una alta proporción de autofecundaciones y malezas”.
Daniel Basigalup
Preparación del suelo
“Se tiene que empezar a pensar el lote en que vamos a implantar la alfalfa, el cultivo antecesor, tener un correcto control de malezas porque tenemos que tener en cuenta que es un cultivo de lenta implantación por su estructura”, señaló la ingeniera agrónoma, Silvia Olivo (Ver Siembra de alfalfa: Recomendaciones del INTA).
Martín Zingoni, ingeniero Agrónomo experto en producción de semillas y referente de Zinma Seeds explicó: “La siembra no se debe pensar el 15 de marzo, sino a fin de primavera”. Además sugirió ver el lote “con anticipación”, realizar los “análisis correspondientes” y ver qué “cultivo antecesor es el disponible”.
Con respecto al suelo, este debe ser profundo, aireado y bien drenado. “Debemos realizar un análisis del mismo para tener conocimiento de dónde estamos parados y obtener datos del pH, nutrientes y condiciones de fertilidad”, aclaró.
Por su parte, Lus manifestó en diversas entrevistas con TodoAlfalfa: “el 60 o 70% de la región pampeana tiene problemas de acidificación de suelos graves -pH por debajo de 6-, por lo que los rendimientos caen al menos un 50%”. Es clave prestar atención a este factor ya que la alfalfa prefiere suelos con un pH entre 6.5 y 7.5 (Ver La alfalfa y su “enemigo silencioso”)
Antes de sembrar, debemos corregir cualquier deficiencia. Prestar especial atención a la fertilización es esencial ya que es necesario aplicar los nutrientes que el cultivo requiera del suelo (nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio).
De igual manera, es importante destacar la necesidad de un suelo libre de malezas y evitar hacer alfalfa en lotes con malezas perennes de difícil control (gramón, sorgo de Alepo, enredadera, abrepuño, etc). Para ello, los cultivos antecesores de cobertura son muy útiles:
- Verdeos de verano como moha o mijo
- Verdeos de invierno como avena, cebada, centeno, entre otros.
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Estos cultivos permiten liberar el lote para una correcta siembra en fecha apropiada. Si presenta muchas malezas, se pueden controlar mediante el uso de herbicidas (con el asesoramiento de un profesional).
El ingeniero agrónomo y uno de los referentes en producción de alfalfa del INTA Manfredi, Ariel Odorizzi, manifestó: “el uso de herbicidas en el cultivo de alfalfa debe ser manejado con precisión. Es fundamental elegir herbicidas selectivos que se ajusten a las malezas presentes e históricas del lote, y a las etapas del cultivo”.
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Según el entrevistado, en general se recomienda aplicar herbicidas en la “fase de post emergencia temprana”, cuando las malezas son “jóvenes y fáciles de controlar” y la alfalfa presenta “al menos 3 hojas verdaderas”. “Se deben usar herbicidas preemergentes en cultivos nuevos para evitar la germinación de malezas”, añadió.
Con respecto al período crítico de competencia en alfalfa, donde las malezas pueden afectar el rendimiento, Odorizzi aseguró que “varía según la zona”, pero que “generalmente” se sitúa entre los 40 y los 100 días después de la emergencia.
“Durante este período, las plántulas de alfalfa son más vulnerables a la competencia por agua, luz y nutrientes. Si no se controla adecuadamente, la presencia de malezas puede reducir significativamente la producción y calidad», aclaró.
«Es importante aplicar los herbicidas dentro de las dosis recomendadas para evitar efectos negativos”.
Ariel Odorizzi
● Presiembra: realizando controles con glifosato o 2.4 DB.
● Preemergencia: para controlar malezas de hoja ancha con herbicidas como flumetsulam solo, o en mezclas con 2.4DB, aunque algunos productores recomiendan trifluralina.
● Postemergencia: cuando la alfalfa tiene 3 o 4 hojas verdaderas se pueden hacer controles con flumetsulam solo o en mezclas con 2.4 DB. También productores consultados sugieren incluir imazetapir.
● Para el control de gramíneas se pueden mencionar productos como cletodim, quizalofop-p-etil, propaquizafop.
¿Cuándo sembrar?
Es clave realizar la siembra cuando las temperaturas sean moderadas (entre 18° y 25°C, a los 5 mm en el suelo). Debe realizarse a principios de otoño -un retraso en la fecha de siembra genera germinación más lenta, escaso desarrollo radicular y menor capacidad para defenderse de condiciones climáticas adversas- o en primavera -suelen estar asociadas a mayor presencia de malezas-.
Gastón Urrets Zavalía, ingeniero agrónomo especialista del INTA Manfredi aseguró que la “fecha óptima” es en otoño.“Si te atrasás, terminás necesitando un crecimiento del cultivo antes del letargo del invierno; antes de que la planta se ponga en reposo”, añadió.
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“Es como si tuvieras una planta en maceta, que no la regás”, sostuvo y recordó que en INTA Manfredi realizaron un ensayo sembrando en marzo, abril y mayo. “Era de terror cómo quedaba cuando sembrabas en mayo, durante la primavera no reaccionaba”, graficó.
Otros dos puntos importantes son la cantidad de semillas a distribuir por hectárea -de 15 a 18 kilos de semillas pildorada (tener en cuenta siempre el porcentaje de semilla pildorada)- y la distancia entre líneas -14/17 centímetros-. Existe en el mercado una sembradora que podría brindar soluciones y mejorar la calidad para este cultivo. La produce la empresa De&Ce en Armstrong, provincia de Santa Fe.
Finalmente, Urrets Zavalía sostuvo que la mayoría siembra con máquinas de campaña fina a 21 centímetros, por lo que recomendó que si se utiliza esa metodología y la máquina tiene piloto automático, se debe “hacer interlineado” ya que se “mejora mucho la cobertura”. A su vez, descartó la siembra cruzada porque genera “mucha superposición” y en la segunda pasada “tapas muchas semillas”. Por su parte, Basigalup agregó que se duplica el gasto en combustible.
Manejo de plagas y enfermedades
La alfalfa puede ser susceptible a insectos como áfidos, gorgojos, isocas, trips, arañuelas y orugas, por lo que se deben usar métodos de control biológico o productos químicos (aplicando los umbrales de daño) aprobados para mantener estas plagas bajo control.
Las enfermedades fúngicas pueden afectar la calidad, así que asegúrate de implementar prácticas de manejo, como rotación de cultivos. Basigalup recomendó: “Deben usar variedades resistentes a, por lo menos, pulgones, fusariosis, fitoftora y antracnosis”.
Corte
La alfalfa puede ser cosechada varias veces al año, dependiendo de las condiciones climáticas. En áreas templadas, se pueden realizar entre 4 y 6 cortes por temporada. Debe realizarse en el momento adecuado de crecimiento, generalmente en el inicio de la floración o antes, es decir, en botón floral -etapa previa a la floración- si se busca muy alta calidad. Esto garantiza un contenido óptimo de proteína y fibra y evita que se pierdan nutrientes. También hay que asegurar que el forraje se cure correctamente, alcanzando el nivel adecuado de humedad, para evitar la pérdida de calidad debido a la fermentación o el moho.
“Hay que entrar varias veces a lo largo del año a hacer cortes, hacerlos en temporada, en tiempos precisos e idóneos, respetando la fisiología de las alfalfas para aportar a la persistencia”.
Ariel Odorizzi
Este cultivo perenne, para lograr la productividad mencionada antes, no tiene que ser agotado. Por lo tanto, conlleva mayores atenciones un cultivo de alfalfa que un cultivo agrícola.
“Si uno quiere lograr excelencia o eficiencia, la alfalfa debería ser también tomada como un cultivo agrícola por los buenos márgenes que deja a raíz de las posibilidades de insertarse al mercado exportador y con la apertura de nuevos mercados”, dijo Odorizzi. (Ver La Identidad del INTA y la relación público-privada)
Alfredo Abboud, empresario y titular de la Compañía Argentina de Alfalfa y Forraje (CADAF) recomendó que en épocas de altas temperaturas de noche, las oportunidades de corte son en “re-contra prebotón floral”, para lograr mayor calidad.
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“Según mi forma de entender, habría que cortar cuando la planta empieza a perder la hoja basal; envejece más rápido por las altas temperaturas nocturnas”.
Alfredo Abboud.
En el siguiente cuadro se encontrarán datos reales de un exportador que realiza un seguimiento de la producción que adquieren:
Maquinaria
- Segadora Acondicionadora
Las segadoras acondicionadoras están diseñadas específicamente para forrajes como la alfalfa. Cuentan con rodillos acondicionadores que rompen los tallos después del corte, permitiendo un secado más uniforme y rápido.
Urrets Zavalía afirmó que “si o si” hay que elegir la acondicionadora y a la hélice “hay que erradicarla”. Además, recomendó una investigación realizada por el INTA Manfredi al respecto que da cuenta de 3 beneficios fundamentales:
En primer lugar, el rebrote. La segadora acondicionadora realiza un corte prolijo con mínimo deshilachado de los tallos, lo que favorece el rebrote y la producción de forraje a lo largo del año. Mantiene un incremento del 8% de la productividad de la pastura de alfalfa, otorgando una producción extra anual de 852 kg de materia seca por hectárea (MS/ha)
Urrets Zavalía aseguró que utilizar la segadora acondicionadora admite trabajar con un “corte neto”, un corte puro con cicatrización rápida de la planta que no gasta energía en recuperarse, volviendo a hacer hojas a los pocos días. “Con este sistema, a lo largo del año te ganas un corte más porque la planta recupera rápido y vuelve a producir -explicó- pero además reduce el ingreso de enfermedades que afectan la producción generando menor pérdida de plantas”.
En segundo lugar, la publicación que tuvo como investigador responsable al recordado referente del INTA Manfredi, Mario Bragachini, da cuenta de que las segadoras acondicionadoras logran un corte de forraje con mínimas pérdidas por repicado.
Según el informe, la máquina disminuye en un 62% los trozos de tallos y hojas sueltas menores a 6 cm que quedan tirados en el lote y que no serán tomados por el recolector de la roto o megaenfardadora. La hélice, a lo largo de los 5 cortes evaluados, dejó 1.487 kg MS/ha tirados en el piso, mientras que la segadora solo perdió 568 kgMS/ha.
Sobre ello, Urrets Zavalía destacó: “son pequeños cortes, menores a 8 centímetros, que después no son recolectados por el rastrillo o la rotoenfardadora”. Otro punto a favor de la segadora acondicionadora.
Por último, se da el efecto acondicionador. “Acelera el secado y los uniformiza”, afirmó el ingeniero. Mediante el quebrado y aplastado de los tallos, los acondicionadores generan vías de escape del agua contenida en ellos, lo que permite disminuir el lapso de tiempo que transcurre desde el corte hasta que la humedad llegue al 50%. Dicho lapso es el momento en que la planta continúa respirando y consumiendo azúcares que afectan la calidad final del forraje.
- Rastrillos
Los rastrillos son fundamentales para recolectar alfalfa de calidad, ya que afectan directamente a la cantidad de hojas conservadas -la parte más nutritiva de la planta- y la limpieza del forraje. Para alfalfa de exportación o de alta calidad, es importante elegir el tipo de rastrillo adecuado que minimice las pérdidas y preserve la estructura del forraje.
“Necesitamos tener rastrillo giroscópico o recolector tipo draper ya que reduce muchísimo las pérdidas, por lo que es fundamental”.
Gastón Urrets Zavalía
Luego agregó que el rastrillo puede ser el responsable de generar un 30% de ganancia en el proceso de henificación ya que:
1. Brinda eficiencia para minimizar la pérdida de hojas
2. Crea hileras uniformes y aireadas, favoreciendo el secado
3. Se ajusta fácilmente a diferentes alturas y anchos
4. Reduce la contaminación del forraje con tierra o piedras
“El rastrillo giroscópico debe permitir mover o juntar andana”, explicó y sumó que la principal función de esta tecnología es acelerar el secado, mientras que la función final es juntar el forraje para que la rotoenfardadora o megaenfardadora “no ande paseando por todo el lote”.
Por último, el también gerente del Clúster de Alfalfa de Córdoba remarcó que en Argentina al rastrillo le damos un uso muy limitado ya que solo lo utilizamos para “juntar” y omitimos la “función de secado” del forraje.
- Confección
Para Urrets Zavalía hay que hablar de rollos, fardos o megafardos. “En Argentina el 60% de la producción se hace rollo que termina en una planta que lo convierte en medio fardo compacto y chico”, aseguró.
Según el ingeniero, lo clave en la confección es “manejar” la humedad. “Si vos entras muy seco -menos de 14%- se cae toda la hoja, pero si lo haces muy húmedo generas problemas de actividad microbiana y hasta posibilidad de incendio”, confirió.
Humedad en:
1. Megafardo: 13% a 17%
2. Rollo: 14% a 20%
3. Fardo: 13% a 22%
“Para poder exportar es fundamental terminar de secarlo” -sostuvo- “y lo óptimo es con menos de 14% de humedad; pero hay que tener en cuenta que, si lo haces con esos valores a campo, se rompe la hoja o la ventana de trabajo es muy corta”.
Por lo tanto, Urrets Zavalía consideró que para confeccionar “recontra seco”, con niveles de humedad bajos y secado al sol, vamos a tener que contar con una vaporizadora que permite no perder hoja. “Si bien humedece, pero se pierde rápido porque es superficial, entonces a la semana ya está en menos de 10 por ciento de humedad”, explicó.
“Si contásemos con un lugar bien seco y con riego sería fantástico, -remarcó- sin embargo, ese contexto no se da y terminamos con un 60% del producto de mala calidad, ¿qué campo se banca tirar el 60% del maíz o la soja?”.
En este contexto insistió -una vez más- en la necesidad de hacer una producción eficiente: “Se necesita un manejo agronómico lo mejor posible, un proceso de henificación muy bueno, y coronar con secado, que te ayudará a que dejes de estar tanto en la timba de si va a caer una lluvia mientras vos secas a sol”.
Para el ingeniero, el secado, permitiría pasar de 4-5 a 2 días de exposición al ambiente, lo que se traduciría en una mayor probabilidad de “tener mucha más alfalfa buena” a la vez que lo dejaríamos con una humedad que puede entrar al contenedor. “Si vos me preguntas: ¿cuál es el salto que tenemos que dar para que haya alfalfa de calidad de exportación?, yo te diría que es lograr baja humedad”, respondió.
Muchas veces el productor logra alfalfa de buena calidad, pero no tiene la humedad adecuada, lo que genera un problema al momento de prensar, porque sin la humedad correcta no podes “subirla al contenedor”, explicó Urrets Zavalía. Por lo tanto, podemos decir que la humedad es el limitante absoluto, seguido por la calidad y proteína.
Por su parte, Alfredo Abboud brindó su postura: “Hay que aplicar el proceso de deshidratado, pero no para el 100% del producto. ¿Por qué? Porque la realidad de la calidad del heno te la da el secado al sol. Hay una estabilización del producto, no se pierde proteína, no se pierde valor relativo de forraje. Es otro producto”.
Frente a su afirmación, puso como ejemplo a los españoles, que deshidratan. “No venden supreme” -apuntó- “¿deshidratamos?… deshidratemos. Todo, no. Deshidratemos los cortes que se pierden. El resto tratemos de seguir haciéndolo tradicional”.
Para lograr ese objetivo es necesario pensar en maquinaria acorde a una producción de calidad, eficiente y que nos brinde las herramientas necesarias para lograr un producto de acuerdo a las necesidades y requerimientos del mercado.
Es por ello que a continuación recomendamos dos alternativas para tener en cuenta a la hora de elegir las herramientas.
- Rotoenfardadoras
Al hablar de máquinas para realizar la confección tenemos que tener en cuenta a las rotoenfardadoras. Una excelente opción para manipular alfalfa de calidad, siempre que se elija un modelo que preserve las propiedades del forraje y sea eficiente.
Por lo tanto, deberían contar con las siguientes características:
- Sistema de compactación ajustable: Permite ajustar la densidad del rollo según las necesidades, evitando una compactación excesiva que podría dañar las hojas. Una buena densidad garantiza la preservación del valor nutricional y facilita el almacenamiento y transporte.
- Rodillos y bandas de calidad: Los modelos con rodillos o bandas de goma son ideales, ya que proporcionan un manejo suave de la alfalfa y evitan daños en el forraje durante el proceso de compactación.
- Cámara fija o variable
a. Cámara variable: Es ideal para producir rollos de diferentes tamaños según los requisitos del mercado o transporte.
b. Cámara fija: Genera un producto uniforme y es más adecuada para producciones estándar.
- Capacidad de corte o pre-picado: Algunas incluyen un sistema de cuchillas para picar la alfalfa mientras la compactan, lo que facilita el consumo del forraje por los animales y optimiza el almacenamiento.
- Sistema de atado eficiente
a. Atado con red: Es más rápido y reduce las pérdidas de hojas, además de proteger mejor la alfalfa frente a la intemperie.
b. Atado con hilo: Económico, pero más lento y menos efectivo para proteger el forraje.
- Manejo de humedad: Las rotoenfardadoras deben ser capaces de trabajar con alfalfa en el punto óptimo de humedad -12-18%-, a fin de minimizar la pérdida de hojas y evitar problemas de almacenamiento.
- Megaenfardadoras
Son ideales para producir alfalfa de calidad destinada a exportación o mercados premium. Estas máquinas permiten maximizar la densidad y uniformidad de los megafardos, lo cual facilita su transporte y almacenamiento.
Deberían contar con estas características:
● Densidad ajustable: Una densidad adecuada asegura que sean compactas sin dañar las hojas, la parte más nutritiva de la alfalfa.
● Sistema de corte o pre-picado: El pre-picado mejora la manejabilidad y el consumo por los animales. También optimiza el uso del espacio en el almacenamiento y transporte. Las máquinas con sistemas de cuchillas ajustables son ideales para personalizar el tamaño del material picado.
● Atado eficiente: El sistema de atado debe ser rápido y confiable para evitar interrupciones en la operación.
a. Atado con hilo doble: Más común, económico y confiable para exportación.
b. Atado con plástico: Puede ofrecer mayor resistencia y protección frente a la humedad.
● Monitoreo y control electrónico: Permite controlar la densidad, el tamaño de las megafardos y otros parámetros en tiempo real, asegurando un trabajo preciso. Modelos con sistemas de telemetría ayudan a optimizar la eficiencia.
● Capacidad de producción: Busca modelos diseñados para grandes extensiones que puedan trabajar a alta velocidad sin comprometer la calidad del forraje.
● Manejo suave del forraje: El diseño de los sistemas de alimentación debe minimizar la pérdida de hojas. Los sistemas de rotores o alimentadores específicos para alfalfa son altamente recomendados.
- Estibado
Un punto clave cuando el producto está terminado es cómo lo almacenamos para evitar perder calidad. Es por eso que los especialistas recomiendan tener en cuenta los siguientes puntos: Ventilación, humedad y protección frente a plagas.
Fabián Russo, presidente del Clúster de Alfalfa de Córdoba destacó que, al momento de almacenar, hay diferencias al hacerlo con rollos o megafardos. “Si tenemos rollos hay que buscar un lugar alto del lote o del campo, que no se anegue, que no vaya a haber acumulación de agua”, explicó.
Enseguida destacó que lo óptimo es ponerlo sobre tarimas, para que no solamente no se humedezca el rollo, sino que también corra aire por debajo. Su siguiente tip fue ponerlos “entre uno y otro, cara con cara”, separados mínimamente 10 centímetros, para que cuando llueva el agua no lo afecte entre una y otra. “Lo ideal sería taparlos” explicó y recomendó hacerlo con una manta que permite que el producto transpire y evapore, pero evita el ingreso de agua de lluvia.
Si la producción es de megafardos o farditos chicos, sugirió guardarlo “preferiblemente” bajo techo -galpón o tinglado- para evitar la humedad. En caso de que el productor no cuente con un techo para protegerlo, deben colocarse sobre tarimas, dejándolos separados 10 cm entre sí y cubrirlos con mantas para protegerlos de la humedad -situación similar a la de los fardos-.
Russo manifestó que si los rollos o megafardos se ponen bajo techo se debe cubrir siempre el sector sur, para proteger la producción de los vientos y fundamentalmente de las lluvias (que tenga una pared). Sumado a ello, recomendó que corra siempre aire, de uno u otro lado.
En todos los casos, pero fundamentalmente en los megafardos, cuando se ponen bajo galpón hay que tener cuidado de que esté estabilizada la humedad, que no haya ningún foco verde que pueda generar algún tipo de ignición. “Ya ha pasado en muchos casos que se han quemado galpones enteros”, concluyó.
También es importante tener en cuenta la base. Podemos usar tarimas, pallets o elementos que impidan el contacto directo con el suelo para prevenir la humedad y el moho. La base debe permitir que el aire circule por debajo del producto.
- Tipificación de henos según calidad
El INTA recomienda para la comercialización de henos, tanto en el mercado interno como de exportación, la adopción de la clasificación según su calidad, definiendo cinco categorías que se corresponden con las propuestas por el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, 2003).
La clasificación brinda parámetros útiles para la adecuación del producto a las características generales de la demanda mundial, sin dejar de considerar que cada mercado o cliente en particular puedan solicitar especificaciones diferenciales para el heno que demanden.
Se propone la adopción de esta clasificación (entre paréntesis tipificación del USDA), pero renombrando a las cinco categorías como:
1) Superior (Supreme)
2) Premium (Premium)
3) Primera (Good)
4) Segunda (Fair)
5) Tercera (Utility)
Los parámetros químicos que contribuyen a la clasificación por calidad en las categorías antes mencionadas son:
● Fibra Detergente Neutro (FDN, en%): representa el total de componentes de la pared celular de las plantas (hemicelulosa, celulosa, lignina y sílice). El contenido de FDN está asociado inversamente al potencial de consumo voluntario de ese forraje por parte del animal, es decir, a menor %FDN más podrá consumir, y mayor será su producción.
● Fibra Detergente Ácido (FDA, en %): representa la parte indigestible de la pared celular compuesta por lignina, celulosa ligada a la lignina y otros componentes como sílice y cutina. El contenido de FDA está inversamente asociado a la digestibilidad, es decir que a menor %FDA es mayor la proporción del forraje que podrá ser digerida y aprovechada por el animal.
● Valor Nutritivo Relativo del forraje (VNR): Conocido en inglés como RFV (Relative Feed Value), es una valoración o puntaje de la calidad del forraje que se basa en su digestibilidad y potencial de consumo, estimados a partir del %FDA y %FDN, respectivamente. Se toma como referencia que un VNR=100 corresponde a un heno confeccionado en 100 % flor y que tiene una FDA= 41% y una FDN= 53%. El valor mínimo teórico es cero, y no tiene límite máximo, aunque el rango usual de VNR va desde 70 (alfalfa semillada) a 200 (alfalfa en estado vegetativo a prebotón floral).
“Producir calidad es esencial”
Lo manifestó Antonio Lozano, responsable de TodoCampos. Eso ayuda a “mejorar la producción de quesos y carnes en Argentina, pero también poder exportar acorde a la demanda mundial”.
“Para lograrlo, es crucial que la calidad esté presente en todos los aspectos de la cadena productiva, desde la elección de semillas, pasando por la siembra, uso de tecnologías adecuadas (para sembrar, rastrillar, estibar) hasta la logística” para ello, este 2025 Expoalfa y Todoalfalfa.com.ar se centrarán en la calidad de la alfalfa.
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Para alcanzar ese objetivo “organizaremos jornadas en Neuquén, Chaco, Córdoba, Buenos Aires, y una diplomatura junto a universidades para capacitar a técnicos en este campo”.
Pero también se promoverá la participación de productores argentinos en el Congreso Mundial de Alfalfa en Reims en noviembre. “La misión es contribuir a la capacitación y comunicación sobre la necesidad de producir alfalfa de calidad en Argentina, con miras a una Expoalfa gigante en 2026”, concluyó.
Agradecimientos:
Daniel Basigalup, Ingeniero Agrónomo, ex INTA, Asesor Privado. Especialista en forrajeras
Ariel Odorizzi, Ingeniero Agrónomo – INTA Manfredi. Especialista en forrajeras
José Brigante, presidente Cámara Argentina de Alfalfa.
Gastón Urrets Zavalía, Ingeniero Agrónomo – INTA Manfredi. Especialista en forrajeras. Gerente del Clúster de Alfalfa de Córdoba
Silvia Olivo, ingeniera Agrónomo – INTA Manfredi
Alfredo Abboud, empresario y titular de Compañía Argentina de Alfalfa y Forraje (CADAF)
Juan Lus, Ingeniero Agrónomo, especialista en forrajeras.
Fabián Russo, presidente del Clúster de Alfalfa de Córdoba
Lucas González, productor de Alfalfa