Consejos para lograr una buena alfalfa bajo riego en Mendoza En los oasis irrigados de Mendoza, la alfalfa encuentra muy buenos ambientes para altas producciones de materia seca. La genética aplicada a las semillas y las nuevas tecnologías, permiten adaptar diferentes zonas de la provincia a su producción.

La firma el Rodeo, que ofrece en General Alvear insumos y servicios al sector agropecuario, brindó algunas recomendaciones para sacarle…

La firma el Rodeo, que ofrece en General Alvear insumos y servicios al sector agropecuario, brindó algunas recomendaciones para sacarle el mayor provecho a la implantación de alfalfa en Mendoza.

En una nota escrita por el Ing. Agr. Gerónimo Iglesias, se destaca que la genética en semillas, junto con las tecnologías en conservación de forrajes, hacen que cada vez se pueda aprovechar más el potencial de la alfalfa en cuanto a producción de pasto y su posterior conversión en carne o leche.

Los grados de reposo mas recomendados para Mendoza y Zona Sur, son los que van del 6 al 10, siendo el grupo 8 tradicionalmente conocido por el cultivar Monarca INTA. Todos ellos se comportan de manera muy similar en Mendoza en cuanto a producción anual de forraje, sin registrarse diferencias significativas entre ellos. Generalmente las diferencias se deben a la temperatura y a la disponibilidad de agua del cultivo.

Según afirma el profesional, es común que en la zona de Lavalle, se produzcan uno o dos cortes más de alfalfa por temporada que en el sur de la provincia (Gral. Alvear), ya que las temperaturas templadas y freáticas cercanas de buena calidad (no salinas) favorecen un inicio de temporada temprano y un fin tardío.

Por este motivo, aclara que el grado de reposo invernal no debe ser un dolor de cabeza para el productor a la hora de elegir un cultivar, sino que debe tener en cuenta otros factores para el éxito de una siembra de alfalfa, los cuales detalla a continuación:

* Suelo: profundo, bien drenado, sin capas duras cercanas a la superficie y con baja salinidad. A la siembra debemos asegurar una cama mullida, libre de terrones o cascotes que permitan un íntimo contacto suelo-semilla, por lo cual la preparación del suelo es muy importante.

Una tarea también muy importante a considerar es la nivelación del terreno, lo que contribuye a mejorar el riego, mejorar la operación con las maquinarias de corte, hilerado, enfardado o enrollado.

* Disponibilidad de agua: la alfalfa es una planta muy demandante de agua si se desean altos rendimientos de materia seca por hectárea, y por otro lado es muy resistente a periodos de sequia.
Antes de iniciar un planteo de producción de alfalfa, tenga en cuenta que 10 hectáreas bien irrigadas puede ser tan productiva como 15 hectáreas mal regadas, por lo que no dude en reducir la superficie si el recurso hídrico es escaso..

* Semilla: Prefiera semillas certificadas. La semilla certificada garantiza un poder germinativo mínimo, pureza y sanidad.

Las semillas de “bolsa blanca” no garantizan estos valores y  pueden traer malezas sumamente perjudiciales como la cuscuta, aumentando sensiblemente los costos del cultivo

La semilla puede que sea un costo importante en la siembra de un potrero, pero hay que pensar que dicha inversión se amortizara en 6 a 8 años de explotación, por lo cual elegir semillas de calidad y procedencia dudosa puede salir caro.

* Época de siembra: Tradicionalmente, ha existido la discusión entre las siembras de otoño o primavera. Ambas alternativas son validas siempre y cuando se tengan en cuenta ciertas precauciones, principalmente en lo que respecta a malezas.

Si partimos desde un lote bien limpio de malezas, es igualmente conveniente sembrar en otoño o primavera, preferentemente en una fecha donde las altas temperaturas no alcancen a “quemar” las pequeñas plántulas de alfalfa

Si partimos de un lote con alta carga de malezas, sobre todo de verano (sorgo, chépica, etc), deberíamos apuntar a una siembra de otoño, y en lo posible haber controlado pre-siembra dichas malezas con herbicidas totales o a la siembra con herbicidas pre-emergentes.

Esto se debe a que la alfalfa es muy mala competidora con las malezas en sus primeros momentos de vida, pero luego al colonizar toda la superficie y cubrirla de sombra, inhibe la germinación  de  malezas, pero para ello debemos asegurarle condiciones optimas al inicio del cultivo.

* Densidad de siembra (Kg/ha): He aquí otro punto que suscita polémica, pero desde El Rodeo le ofrecemos un razonamiento elaborado por nuestros técnicos, que puede ayudar a despejar ciertas dudas.

Tenemos como datos que 1000 semillas de alfalfa pesan alrededor de 3 gramos y que al primer corte deberíamos haber logrado un stand de 250 plantas/m2. Si fuéramos excelentes sembradores de alfalfa y que cada semilla que toque el suelo germine y llegue al primer corte, haciendo algunas cuentas nos da que necesitamos 3 gramos cada 4 m2,entonces para 10.000 m2=1Ha, necesitaríamos 7500 gramos, es decir 7,5 Kg de semilla.

Si a este valor lo afectamos por el poder germinativo, que en semillas de calidad ronda el 90%, saltamos a 8,3 Kg/ha y si es del 70% a 10Kg/ha.

Si la siembra es al voleo, es muy probable que queden semillas descubiertas o mal tapadas, que no llegan a germinar, o muy profundas que agotan sus reservas antes de emerger a la superficie, por ello estamos ante otro incremento en los kilogramos de semilla por hectárea, para obtener un buen stand de plantas que posibiliten una buena producción por hectárea. Y así podríamos continuar enumerando factores que afectan la germinación y establecimiento de la alfalfa.

Por lo tanto, mientras menor sea la tecnología aplicada a la siembra de alfalfa se necesitarán mas semilla, llegando hasta los 20 Kg/ha inclusive en siembras convencionales al voleo y los 10 Kg/ha en siembra directa. Esto es muy importante a tener en cuenta en grandes superficies, donde la inversión inicial en semillas justifica el uso de una sembradora.

* Fertilización e inoculación: La alfalfa responde muy bien a las fertilizaciones con fosforo, sobre todo junto con la siembra, ya que favorecen un pronto desarrollo radicular, las cuales serán el sustento de la planta al proveer agua y nutrientes.

La inoculación de las semillas con Rhizobium, bacterias especificas que asociadas a las raíces de la alfalfa fijan el Nitrógeno atmosférico, es una tecnología de bajísimo costo y altísimos beneficios, ya que aporta gran parte del Nitrógeno que necesita la planta en los primeros años del cultivo, aumentando la cantidad y calidad de forraje producido.