Daniel Basigalup: visita técnica en Chile y datos de la alfalfa tolerante a la sequía

En el vecino país, semanas atrás presentaron Kauke, “una variedad tolerante al stress hídrico”. En la misma estuvo presente el experto argentino quien describe algunas características.

A fines de junio Daniel Basigalup, profesional asociación al INTA Córdoba, realizó una gira técnica por Chile. Invitado por el INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) de Chile como integrante de un grupo internacional de investigadores, realizó una visita técnica relacionada al cultivo de alfalfa por dos regiones de ese país entre los días 23 y 28 de junio de 2024.

El 25/6, en Talca (Región del Maule), fue uno de los seis disertantes en el simposio internacional denominado “Nueva variedad de alfalfa tolerante al estrés hídrico para la adaptación de los sistemas ganaderos al cambio climático”, que con motivo del lanzamiento del cultivar Kauke, fuera organizado por la Universidad de Talca, el INIA y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) de Chile.

Los restantes disertantes fueron Carlos Ovalle, Viviana Barahona y Luis Inostroza (todos de INIA), Alan Humphries (SARDI, Australia), Luis Zalazar (Crop Trust, Alemania) y Alejandro del Valle (Univ. de Talca).

Los temas tratados fueron el uso de parientes silvestres en el mejoramiento de alfalfa; el proceso de obtención de Kauke, la nueva variedad tolerante a sequía; el manejo del pastoreo de alfalfa; la fisiología de tolerancia a sequía; y la preservación de los recursos genéticos para favorecer la seguridad alimentaria en el mundo.

Lo novedoso de esta variedad es que es un híbrido entre Medicago sativa (la alfalfa comúnmente cultivada) y Medicago arborea, una especie perenne relacionada con la alfalfa, de porte arbustivo, adaptada a ambientes mediterráneos (veranos secos) y muy tolerante a sequía, pudiendo sobrevivir períodos de entre tres y seis meses de deficiencia hídrica.

Kauke fue desarrollada para los ambientes de secano mediterráneo de las regiones Maule, Ñuble y Araucanía, que presentan un período estival variable de tres a seis meses y precipitaciones inferiores a los 550 mm.

Es de reposo intermedio (GRI 7), de crecimiento erecto y coronas enterradas. En comparaciones con testigos comerciales, tuvo en promedio 30% más de producción de forraje y 40% más de persistencia en ensayos de tres años.

El proceso de su desarrollo comenzó en 2015, con la introducción y evaluación de 30 poblaciones provenientes de accesiones silvestres, variedades comerciales y líneas pre-mejoradas. Tiene flores de color púrpura pálido, sin presencia de flores blancas, variegadas o amarillas.

Los días 26 y 27 de junio una delegación compuesta por representantes de INIA (Barahona, Inostroza, Ortega y Morales), SARDI (Humphries), Crop Trust (Salazar) e INTA (Basigalup) se trasladó a la región de Arica, en el extremo norte del país, donde se recorrieron lotes de alfalfa manejados por comunidades indígenas.

El 26/6 la delegación visitó el Valle de Putre, en el inicio del Altiplano, muy cercano a la frontera con Bolivia, donde se apreciaron alfalfas cultivadas a 3.600 m de altura. El 27/6, la gira continuó hacia el SE de Arica, en el valle del río Camarones, a 2.500 m de altura.

En toda la región se utiliza el ecotipo Alta Sierra, una población de alfalfa que esas comunidades vienen cultivando desde hace más de 250 años y que, como resultado de la selección natural, presenta una excelente adaptación a esas condiciones. La producción se realiza bajo riego por manto, alcanzando rendimientos del orden de 10 toneladas de MS/ha en cuatro cortes.

También se cosecha semilla, con rendimientos promedio de hasta 250 kg/ha. Las siembras se realizan al voleo, sobre suelo seco, que seguidamente se riega, produciendo corrimientos de semilla hacia las zonas bajas de los lotes. Por esta razón se suelen emplear muy altas densidades de siembra, llegando hasta más de 40 kg/ha.

Los visitantes realizaron algunas sugerencias a los agricultores, como por ejemplo realizar riegos de pre-siembra para favorecer el establecimiento del cultivo y usar así menores cantidades de semilla; siembra en hileras; uso de abejas melíferas para aumentar los rendimientos de semilla; un programa efectivo de control de cuscuta; y el desarrollo de un protocolo para producir semilla certificada con denominación de origen.

También se consideró muy importante preservar la población Alta Sierra y utilizarla en el futuro como base para tareas de mejoramiento genético a fin de desarrollar variedades con alto grado de adaptación pero con mayor potencial productivo.