La festuca es una gramínea perenne de crecimiento otoño-invierno-primavera, de gran valor forrajero por su gran plasticidad, producción y persistencia, de frecuente crecimiento espontáneo entre las comunidades de campo natural y banquinas.
Asociadas a las pasturas de alfalfa, son utilizadas en rotaciones agrícola -ganaderas en campos mixtos de la región de la Cuenca del Salado, dado que esta mezcla brinda forraje todo el año con producción de festuca en otoño-primaveral y de alfalfa primavero-estival.
En los sistemas productivos “es frecuente que para disminuir el tiempo al primer pastoreo y aumentar la producción del primer invierno se agregue raigrás anual en la mezcla”, explican los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA. Sin embargo, advierten que “el raigrás puede afectar la implantación de las especies perennes”.
Dada la baja disponibilidad y escasa movilidad de fósforo en el suelo los referentes del INTA sugieren la fertilización fosforada (P) a la siembra, recomendando que la fertilización nitrogenada (N) – nutriente de gran movilidad y fácil de perder – se realice una vez que la pastura está implantada y se desea potenciar el crecimiento”.
Con el objetivo de “comparar la implantación y producción del primer año de una pastura base festuca y alfalfa, con y sin raigrás anual, y con diferente fertilización de fósforo y nitrógeno, cultivada en sistemas reales de producción ganadera bovina, técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA realizaron un trabajo.
Como parte del estudio, “en el año 2016 se planteó un ensayo para evaluar el efecto del raigrás sobre una pastura base alfalfa y festuca en un establecimiento rural del partido de Azul, sobre un lote con un suelo Argiudol típico, que estaba en rotación agrícola desde hace 8 años, con trigo como cultivo antecesor. En el mes de febrero “se realizó un barbecho químico y a principios de marzo se sembró la pastura conformada por especies de alfalfa Medicago sativa cv. La Victoria (A), festuca arundinácea cv. Royal Q100 (F) y se agregó en un tratamiento raigrás Lolium multiflorum La Estanzuela (Ra).
La siembra se realizó “con una sembradora de directa en líneas a 17,5 cm., fertilizando con fosfato monoamónico (MAP). Según detallan los técnicos del INTA “se utilizó una densidad total de 26 kg.ha-1 de las mezclas (Cuadro 1).
Según comentan los técnicos del INTA a cargo del trabajo “en todos los tratamientos se logró un adecuado número de plantas emergidas” y “la mayor cantidad de plantas de alfalfa se registraron en la mezcla sin raigrás, sin diferenciarse entre fertilizaciones de fósforo”, mientras que “el número de plántulas de gramíneas fue similar para todos los tratamientos”.
Con el ensayo se observó que “en la pastura sin raigrás el número de plantas de alfalfa fue mayor que en las parcelas con raigrás siendo de: 85pl/m2 vs 55 pl/m2, respectivamente”. En relación al paso del tiempo, “la alfalfa mantuvo el número de plantas desde el primer conteo a los 55 días hasta los 6 meses 95 vs 80 pl/m2, mientras que al año de implantación se observó una caída a 35 pl/m2.””.
Sobre la etapa de emergencia los técnicos advirtieron que “es posible que la disponibilidad de fósforo no haya sido una limitante para las plántulas de alfalfa, sí la competencia ejercida por el raigrás, especie de rápido crecimiento y desarrollo”. La menor densidad de plantas de alfalfa “se acentuó con el avance del tiempo, siendo siempre menor en los tratamientos con raigrás”.
La producción de materia seca invernal y la acumulada anual “presentaron diferencias significativas entre tratamientos” (Cuadro 2) mientras que en la mezcla con raigrás, según explican los técnicos, “son debidas en un 78% a la materia seca invernal”.
“Como era de esperar, en el periodo invernal se destaca la alta producción forrajera de la pastura con raigrás superando en un 54% aproximadamente a la pastura sin raigrás, con el mismo nivel de fertilización”. Esta diferencia en producción “se fue diluyendo en la primavera y en verano se revirtió totalmente, siendo mayor la producción forrajera en la pastura sin raigrás” (Figura 1). “A pesar de la caída en producción forrajera, el gran impacto que tuvo la incorporación de raigrás en el invierno generó que la producción acumulada total de pastura con raigrás sea mayor”.
Figura 1: Efecto de la fertilización con P y N de una pastura base alfalfa + festuca y agregado de Raigrás a la mezcla.
La fertilización con nitrógeno en la mezcla alfalfa con festuca “mejoró notablemente la producción forrajera anual, obteniendo valores similares a la mezclas con raigrás, sin afectar la densidad de alfalfa”. La falta de efecto de dosis de fósforo, según estiman los profesionales a cargo del trabajo, “podría deberse a que no fue limitante debido a la fertilización en la siembra”.
A modo de conclusiones los técnicos del INTA comentan que bajo las condiciones del trabajo, “la incorporación de raigrás a una pastura base alfalfa y festuca incrementó la producción de materia seca, principalmente en el periodo otoño invernal”. Sin embargo advierten que “la presencia de raigrás afectó la densidad de plantas de alfalfa”. Por lo observado los profesionales aseguran que “la fertilización con nitrógeno en el invierno es una alternativa válida ya que mejora la producción de la pastura, de manera similar al raigrás, pero sin efectos adversos en la densidad de plantas”.