El especialista en recursos forrajeros del INTA llamó a aumentar la eficiencia por hectárea, para que el cultivo rinda al máximo durante el henificado. En una entrevista con Pampero TV, el profesional remarcó que “el proceso de henificación integra tres etapas fundamentales: el corte, el andanado y la confección de los rollos, fardos o megafardos. En cada una de estas fases, debemos cuidar que el forraje se seque rápido, sin que la hoja se caiga en algún momento».
La principal razón es que en la hoja se concentra básicamente el 70 de los nutrientes de la alfalfa, lo que obliga a cuidar los tratos en el cultivo, desde el corte hasta la confección del rollo o el fardo para suministro, venta o almacenamiento.
Urrets Zavalía hizo en este contexto principal hincapié en el momento del andanado, donde es clave tener en cuenta el nivel de humedad. «Al rastrillo o andanado hay que hacerlo con un 30/35% de humedad y no cuando el forraje está muy seco. Si sucede esto último, podemos llegar a provocar pérdidas de hasta el 30% durante la henificación», advirtió.
Además, señaló que un sistema de corte y segado con acondicionar es fundamental, frente al de hélice/desmalezadora. “El primer mecanismo tiene tres beneficios esenciales: generar un corte más prolijo, más neto, lo que permite que la planta cicatrice más rápido y en los pocos días esté produciendo tejido -lo que además genera menos espacio para el ingreso de patógenos-; también un segundo beneficio es que genera menos material caído, repicado, que no lo puede recoger la rotoenfardadora o la megaenfardadora. Y por último, hacemos referencia al aporte de los rodillos que vienen detrás, que quiebran los tallos y le dan nuevas posibilidades de perder de manera más rápida la humedad”; subrayó.