El Inta Lechero puso el foco en una eficiente implantación de las pasturas

El Club de Buenas Prácticas y el Inta Lechero realizaron una charla abierta para analizar las decisiones en la próxima campaña de pasturas y verdeos. El experto Omar Scheneiter y el productor santafesino Carlos Franchino reflexionaron y compartieron investigaciones en torno al tema y las experiencias productivas.

La eficiencia en la siembra de alfalfa
“La pregunta que nos hacemos al sembrar alfalfa es cómo logro la mayor eficiencia posible en ese objetivo. Y una de las primeras decisiones a tomar es definir la cantidad de semillas en relación a la cantidad de plántulas que puedo lograr, con la mayor calidad posible”, tiró Omar Scheneiter, especialista en producción y utilización de pasturas al comenzar su exposición en el Club de Buenas Prácticas.

La primera aproximación es planear cuántas plántulas quiero en un año y para ese objetivo decidir cuántas semillas debo implantar. “Tengamos en cuenta que antes las pasturas duraban 4 años y el primer año se lo consideraba de implantación y ese período era 1/5 del total de la vida de las pasturas. Ahora es un tercio y por ello hay que valorarla mucho más”, advirtió.

Precisó además que debe estar disponible lo antes posible y tener una buena producción en el primer año y cuanto más eficiente se es más pasto se  logra y la idea de eficiencia es lograr la mayor cantidad de plantas por semilla.

¿Soy eficiente?
“Ver pasto es ver dinero. Si somos eficientes, el primer año tendremos unos 3000 kilos o seis rollos y es allí comenzamos a ver rentabilidad”, cuantificó Scheneiter.

Y para conseguirlo, ¿cuántas semillas sembramos?-inquirió retóricamente.
-Unas 500 semillas por m2- se respondió, y aclaró: “Si fuéramos más eficientes lo lograríamos con menos semillas pero la experiencia indica que de 100 semillas obtendremos unas 65 plántulas, unas 250 plántulas por m2 a 60 días de la siembra”.

Para tener en cuenta
El cultivo antecesor es importante pues debe desocupar el lote antes y dejar un buen rastrojo. La moha, soja para grano y en algunos lugares, como los de la provincia de Buenos Aires, el girasol son buenos antecesores. “Son inconvenientes como antecesor el maíz y el sorgo para grano. Tampoco es conveniente la siembra directa sobre pastura degradada. Respecto a la siembra en directa hay cosas interesantes para compartir: si el rastrojo pasa los 2000 kilos por hectárea hay que desparramar y deshacer el colchón. El rastrojo alto limita la emergencia, las plantas son delgadas, más altas, acumulan arriba y en general son más débiles”, aconsejó el especialista.

Y subrayó que cuando se hace pastura luego de pastura hay que secar la pastura anterior entre 2 y 6 meses y luego recién volver a sembrar.

Fecha de siembra

Para sembrar hay que tener humedad. En algunas zonas el suelo permanece húmedo entre marzo y abril y la emergencia es más rápida y con mejor perspectiva. Junio, julio y agosto son secos y dificultan un poco la cuestión.

“Una alfalfa del grupo 10 sembrada en marzo la estamos pastoreando en agosto. Cerca de Rafaela los grupos cortos (9 y 10) pueden ser castigados por las heladas”, comenta el profesional.

¿Y en primavera? “No es mala idea a principios de primavera y en 60 días pastoreamos pero estamos investigando sobre esa ventana de 2 meses para ganar eficiencia”, cuenta.

-Hay que estar atento a las malezas!- subraya Scheneiter y propone: “Hoy tenemos fitosanitarios muy eficientes para dar combate, es preferible la SD, la relación planta y raíz no es la misma si sembramos tarde”.

Distancia entre líneas
“Ahora las sembradoras se ajustan a 20/21 cm y aquí sigue a la agricultura tradicional, estamos condicionados por ello. No tenemos sembradoras de pastura y con el cajón alfalfero nos hemos adaptado bien”, apunta.

¿Sembramos alfalfa y una gramínea?

En una línea una gramilla: festuca o cebadilla, y en la otra alfalfa o leguminosa. “En Rafaela vimos que la producción no variaba si sembrábamos en una misma línea, alternadas o cruzadas. En experiencias vimos que si la festuca era de buena calidad la vaca buscaba comerla con satisfacción. La otra es sembrar una especie y luego a 45° la otra puede ser una buena alternativa pero no es fácil de realizar. Con el peso de la sembradora la presión en suelos húmedos es un problema y en suelos secos también”, señala el investigador del Inta.

En el laboreo de labranza tenemos más resultados en corto plazo pero las diferencias se acortan luego. “Esta es la fórmula que propongo: Directa, semilla pelleteada y fungicidas”, aconseja Scheneiter.

Fertilización
Hace falta fósforo. Hace unos años era necesarios 15 partes por millón y hoy hacen falta 25 partes. En algunas zonas hay suelos con pH 5,3 (muy ácidos) y encalar el suelo es opción.

Respecto al azufre en suelos livianos la respuesta a su aplicación es muy importante, tiene alta respuesta en algunas zonas (suelos sueltos en provincia de Buenos Aires), es económica, con dosis bajas.

Malezas
Las malezas compiten y producen pérdidas y atrasos en el aprovechamiento y reduce la fijación de nitrógeno. “En nuestra zona hay malezas de mediana importancia, que son pequeñas, florecen temprano (verónica, pensamiento) y otras nos deben preocupar (ortiga mansa y perejiles). Otras forman rosetas e impiden la emergencia de plántula (lengua de vaca y otras) y otras son ocasionales pero dañinas (ortiga común, manzanilla)”, describe.

Insectos
En implantación los pulgones, verde, azul moteado y negro, hacen daño y transmiten virosis. Y también los trips en alfalfa y tréboles, que pueden llegar a diezmar la producción.

Hay que plantarse arriba de la sembradora y controlar muy bien todo: semillas, fertilizantes e implantación. Nos lleva un día y medio y sus resultados nos benefician tres años.

Una experiencia santafesina
Carlos Franchino aportó su experiencia en el encuentro del Inta Lecheroy dijo: “Sembramos parte de la superficie de pasturas con alfalfa en una región que, salvo excepciones, llueven unos 1000 milímetros anuales. Utilizamos SD y la hacemos sobre maíz para silo, moha o soja para pastoreo.

No sembramos tempranamente y lo hacemos en abril o en junio que en nuestra zona son días de niebla y es ideal para el implante. Evitamos la siembra de primavera por la presencia de malezas”.

Un poco más adelante y para referirse a la estrategia de implantación el productor santafesino contó: “Para sembrar contratamos servicio con máquina con cajón alfalfero, para gramínea y fertilizante. La regulación se hace en la caja selectora y se dosifican los kilos a sembrar. Hacemos alfalfares puros para henificación o pastoreo mecánico. Los alfalfares que están cerca del tambo lo consociamos con achicoria y trébol blanco, de este modo una lluvia copiosa no nos hace perder el pasto”.

Franchino señaló que utiliza alfalfa pelleteada y pone unos 15 kilos por hectárea. Cuando siembra variedades consociadas usa 12 kilos, dos kilos de trébol, mientras que la chicoria va al cajón de gramíneas.

Para dar una mayor precisión al suelo, más allá del régimen de lluvias compartió con el auditorio: “Tenemos suelos de 7/8 partes por millón de azufre y usamos grupos de 8 pues los más largos amarillean y se voltean muy temprano. Las 8 rebrotan menos pero nos dan más estructura, Las buscamos que tengan resistencias a enemigos de la raíz”.

Respecto al aprovechamiento en primavera verano Franchino dijo que “en invierno el aprovechamiento es menor y para mejorar la fertilidad se engancha una rastrita estercolera que esparce en el lote: rompe larvas de parásitos y hay una utilización más eficiente del estiércol”.

Por Osvaldo iachetta – Redacción Grupo TodoAgro