Una vida dedicada a la alfalfa. Lucas González es un joven productor de alfalfa que está instalado en la zona de Arroyito, Córdoba. En el año 2017 entendió que, si sumaba tecnología, podría transformar su pasión en una forma de vida y ganar dinero.
En una reunión que desarrolló el Clúster de Alfalfa en la Bolsa de Cereales de Córdoba, mostró su pasión y vehemencia para defender a sus colegas productores de los intermediarios que existen en el mercado exportador, sin embargo, reconoció que muchos también por ganar unos pesos hacen mal las cosas cerrando oportunidades que cuestan conseguir.
“Hay una trascendencia en el tiempo en lo que uno hace y ahí es donde está involucrada la pasión que yo tengo, es que los negocios que yo hago no los hago para hacer una vez, los hago para hacer toda la vida porque yo toda la vida voy a ser alfalfero”, apunta y agrega: «la Alfalfa no es un negocio para entrar y salir, no es un negocio como la soja porque te sobra la guita, no sabe dónde invertirla y va ahí. Esto es una especialidad”.
Y tan claro tiene el negocio González que sostiene: “en mi zona a la soja le pasamos el trapo, a la agricultura le pasamos el trapo, te lo aseguro”, aunque reconoce que es un cultivo con él que se debe trabajar todos los meses.
“La alfalfa se corta hasta 8 veces y vos tenes que estar laburando todos esos meses, no dos meses al año como la agricultura convencional”, remarca el integrante del Clúster que reconoce que se sumó por necesidad. “Estando encerrado en mi campo, tenía un techo, entendía que si yo salía de mi campo podía llegar a cosas más grandes y tenía un horizonte más grande. Por eso me hice socio del clúster y con la visión también de lograr algún día exportar y de sacarle un valor agregado al volumen de Alfalfa que manejo”, dijo.
No estamos tan lejos…
Lucas fue uno de los productores que realizó el viaje de capacitación a España en el mes de junio. “Me sorprendió que no estamos tan lejos como creíamos”, graficó y continuó: “estamos mejor de lo que pensábamos en cuanto a la maquinaria, en el acceso a la tecnología estamos igual”.
González ahondó y tomó nota de los problemas que los productores “natos” como él tienen en Europa y “tiene los mismos problemas que tenemos nosotros acá”, reconoció. Pero destaca que “lo que sí tenemos bueno nosotros es que sin riego tenemos la misma producción que ellos gastando en riego e invirtiendo”.
Además, destacó la libertad que diferencia España con Argentina. En la “madre patria” entre las regulaciones de la Unión Europea y las regulaciones del gobierno están totalmente limitados.
Asociarse para sumar tecnología
El costo de las inversiones puede llegar a ser alto, y es algo que Gonzales tiene claro. Sin embargo, eso no sería una limitante porque sostiene “puede ser muy interesante agruparse entre 5 o 6 productores e invertir. Después discutiremos cómo, pero la maquinaria la tenemos”.
Ese es otro de los motivos por los que integra el Clúster. “Muchas veces yo solo no voy a poder llegar a tener una planta como la que viene de España, por ejemplo, una planta de 4 o 5 millones de dólares, y que haría falta, pero para tener esa planta también hacen falta las 3 o 4 mil hectáreas de alfalfa y solo por ahí es complicado”.
En otro momento sostuvo que deben “lograr ser eficientes desde abajo, desde el productor con 100, 150 hectáreas, que debe tener su maquinaria propia, parada en el galpón y esperando el momento”.
Asegura que si se logra eso “pasamos de un 30 de alfalfa de primera a un 50 o 60 por ciento, teniendo la maquinaria para el patio”. Pero su idea tiene una propuesta y se trata de que “esos productores se agrupen zonificándose. Sumando al que tiene 50, 70 y el que tiene 40 hectáreas y se cooperativicen para invertir en maquinaria que utilizarían en conjunto”.