La producción forrajera acerca oportunidades al mundo y también al mercado interno argentino. El ingeniero Agrónomo Gastón Urrets Zavalía, Gerente del Clúster de Alfalfa de Córdoba y referente en henificación del INTA Manfredi destacó que “la demanda mundial de heno, que en 2003 era de 3,64 millones de toneladas y en los primeros años de esta década llegó a 9,84 millones y crece sin límite a la vista”,
Apuntó: “si en volumen aumentó un 170 %, el valor del negocio aumentó en el mismo período un 275%. Es decir que el producto cada vez vale más, y algo a considerar es que hablamos del mercado mundial de heno en general del cual el heno de alfalfa es el 60 al 65 %”
Ya no hay agua para regar
Para ilustrar mejor la problemática de la demanda de heno, dijo que en Emiratos Árabes Unidos y en Arabia Saudita desde el 2015 se prohibió el riego en superficies para forrajes de más de 3 hectáreas y denominaron como fósil al agua apta para regadío.
Pero debido a los riesgos del mundo, como por ejemplo las guerras, los países procuran su autonomía alimentaria, y producir su propia leche y carne, y para ello precisan el heno. Así es que, en Traslasierra (Córdoba) una empresa árabe produce heno en más de 3.000 ha y se lo lleva a su país.
“Es decir hay oportunidades de negocio, lo hacemos nosotros o vienen de afuera y lo hacen otros”.
Evolución del mercado mundial de heno, el 60 a 65 % es de heno de alfalfa.
Ese proceso está en relación con la intensificación ganadera que lleva a tambos cada vez con mayor cantidad de vacas en ordeñe, más tecnificados, especializados. En Argentina hoy en promedio son 178 vacas por tambo en ordeñe, cuando hace unos 15 años ese número era de solo de 75 vacas, y esa diferencia hace a la especialización en la producción.
Urrets Zavalía indicó que “el rodeo nacional sigue siendo el mismo, tampoco es que ha evolucionado mucho, pero va quedando en menos manos, y los tambos son cada vez más grandes, más intensificados y en menos superficie, es decir, con más vacas por hectárea. Eso hace que el sistema de alimentación de los animales sea distinto, más suplementado, entregando en el comedero al animal cada vez más proporción de su alimento balanceado y con menos pastoreo”.
China, un fuerte jugador
Otro dato para ilustrar este proceso de intensificación es lo ocurrido en China, que en 2002 tenía menos de 500 tambos con más de 500 vacas en ordeñe, pero en el 2014 ya tenía más de 3.500 tambos con más de 500 vacas en ordeñe, estas cantidades más allá de las fechas, muestran una clara tendencia.
Así China, en pocos años, se transformó en un fuerte importador de heno, el segundo en el mundo, debido a su intensificación ganadera lo cual implicó un incremento de su mercado del heno. Cuando empezaron a aparecer tambos intensificados en cantidad, en la misma medida copiaron la curva de demanda en heno.
Así se entiende como China en muy pocos años pasó de no figurar en el mercado mundial del heno en el 2001, a importar en el 2022, 1.940.000 tn de heno de alfalfa.
De los 9 millones y medio de toneladas que es el mercado mundial, casi 2 son de China. Y ello es debido a que algunos chinos llegaron a poder tomar un poco de leche y de comer carne. El futuro es promisorio para los productores de forraje.
La superficie dedicada a silaje es cada vez más, y entonces la producción de heno, la de silaje y la de forraje en general, compiten con la agricultura. Ello impone ser cada vez más eficientes en la producción de heno de calidad, evitando, por ejemplo, las detenciones por la presencia de rocío. Es necesario cambiar y mejorar los procesos productivos», dijo Urrets.
«Entonces, vemos que las oportunidades de negocio se dan junto con un proceso de especialización, o sea si me especializo en tambo, le compro el heno a un especialista en hacer heno. O bien, si hago el heno en el tambo, tengo en mente que es una unidad de negocio específica».
«Ello se debe a que la hectárea de alfalfa esta al lado de la de maíz, y de otra de soja, y tiene que dar, al menos, el mismo resultado económico. Dicho sea de paso, este año fue más rentable la alfalfa para heno que para otras unidades de negocio».
Desafíos
La mejora de procesos implica, identificar puntos críticos, medir, saber que se debe medir, y hacerlo. En este tramo, el especialista se refirió al corte, rastrillado (oreado) y confección (recolección), sugiriendo en cada uno de estas operaciones las mejoras que se lograron en la Argentina y las pendientes a cambiar en el corto plazo.
“En el Clúster de alfalfa, ponemos foco en los distintos procesos, el proceso agronómico, el de henificación, otro proceso es el de industrialización, porque puedo llevar a compactado a pellets o a cubos, y un proceso comercial. En cada uno de esos procesos identificar los puntos críticos y hacer una mejora de procesos”, dijo.
El rollo, una proteína ‘envasada’
“En el proceso agronómico vemos si está rindiendo 2.700 kg de proteína bruta por hectárea, (ojo con el momento y el sistema de corte) de la misma manera que miden los países más competitivos en Europa. En un rollo, estamos viendo un envase. Como si fuera un sachet de leche, que miro y pienso cuánta proteína le estoy dando a mi hijo. Para lo cual es necesario partir de un cultivo que tenga un alto nivel de proteína y energía en mega calorías que se convertirán en carne y leche”.
Otro desafío, para Urrets Zavalia, es la calidad, y para resolver este punto propuso que “asimilemos los estándares del mundo, como los de España o Estados Unidos”. En el cuadro Calidad de heno, se pueden ver como se clasifican distintas categorías.
Argentina exportó en un año récord, 100.000 tn de heno de calidad de exportación, pero un solo cliente pidió 70.000 tn. con un mínimo de 17% de proteína, de primera calidad y con un porcentaje de fibra y de humedad especificados.
Por lo tanto, Urrets Zavalia remarcó la necesidad de “hacer heno de alta calidad”, algo que “lleva tanta dedicación como para lograr silaje de alta calidad y es lo que pide el mundo y lo pide en grandes cantidades”.