Las investigaciones del INTA continúan aportando un importante valor a las producciones agrícolas. En ese marco, en la estación de Olivero (Santa Fe) lograron demostrar que el pastoreo regenerativo circular, con la inclusión de cultivos de cobertura, permite obtener altas ganancias de peso.
Una buena noticia que permite a los productores ganaderos explorar alternativas que mejoran esquemas productivos y aumentar la sustentabilidad.
La combinación de gramíneas, leguminosas y brasicáceas se convirtió en un recurso forrajero de alta calidad. El trabajo permitió confeccionar una dieta diversa, con alta digestibilidad y equilibrada para la ganadería, que se tradujo en aumentos medios diarios de 1,2 kilo por animal.
En paralelo, también ganó la sustentabilidad: la integración de esas tres familias botánicas redujo hasta un 50% las malezas y aumentó un 10% el carbono orgánico del suelo, gracias al pastoreo.
El dato a seguir son los cultivos de cobertura multiespecie, en base a gramineas, leguminosas y brasicáceas. Consisten en una mezcla de plantas con diferentes características estructurales, como tallos, raíces y diversidad de microorganismos asociados, que suman beneficios al ecosistema.
“El pastoreo en este tipo de cultivo implica beneficios directos en los agroecosistemas, sin modificar los rendimientos”, explicaron desde la experimental santafesina.
Los números son por demás alentadores – 1,2 kilos de ganancia diaria y 50% de reducción de malezas – y serán presentados en el marco del Congreso Argentino de Producción Animal que se realiza en la localidad santafesina de Reconquista, entre los días 25 al 27 de septiembre.
Aranza Rodríguez, investigadora del Conicet y el INTA Oliveros, destacó que “el pastoreo de cultivos de cobertura multiespecie permitió integrar la ganadería y la agricultura con una alta calidad del recurso forrajero ofrecido y mantuvo la diversidad vegetal, sin afectar el rendimiento del cultivo posterior”.
La ganadería se ha desplazado a zonas marginales por el avance de la agricultura. En este sentido, explicaron que un estudio en el área de Monje –Santa Fe–, mostró que sólo el 28 % de los productores tiene ganadería bovina y agricultura, con una escasa integración entre estas dos actividades.
Los sistemas de cría se encuentran en zonas con pastizales naturales, mientras que la recría y engorde se presentan en sistemas estabulados o semiestabulados con pasturas de base alfalfa. Entre estos, el 25 % realiza verdeos invernales, principalmente de avena.
“Como alternativa al sistema descripto, proponemos la inclusión de cultivos de cobertura multiespecie para integrar la agricultura y la ganadería en recría y engorde de novillos”, aclaró Rodríguez.
Los cultivos de cobertura que se investigaron se componen por diferentes especies pertenecientes a tres familias botánicas: gramíneas (avena, trigo, centeno y triticale), leguminosas (Vicia villosa y Vicia sativa) y brasicáceas, como colza y rábano.
En la campaña evaluada, el pastoreo de estos cultivos de cobertura permitió integrar la ganadería y la agricultura en sistemas mixtos y generar una serie de beneficios, como obtener un recurso forrajero de alta digestibilidad y el aporte de diversidad al sistema.
A esto, se debe añadir la reducción de malezas, el movimiento de nutrientes en suelo y el incremento del carbono orgánico en el suelo.
También se deben tener en cuenta beneficios adicionales, como producir una mayor competencia y aprovechamiento de los recursos, lograr una producción de materia seca más estable y generar nuevos nichos para insectos benéficos, para el control biológico de insectos plagas.
Rodríguez concluyó que “los resultados de la investigación muestran que estas especies permiten tener períodos de floración escalonados, para tener fuente de alimento y refugio para polinizadores y artrópodos benéficos por más tiempo”.
Las familias botánicas estudiadas
Gramíneas: dentro de esta familia se utilizó avena (Avena sativa y A. strigosa), trigo (Triticum aestivum), centeno (Secale cereale) y triticale (X Triticosecale). Con sus particularidades, se caracterizan por producir más cantidad de biomasa, raíz en cabellera que beneficia a la formación de agregados y la capacidad de asociarse con hongos micorrícicos (que favorecen el ciclado del P y mayor eficacia en el aprovechamiento del agua). Además, tienen una relación de C/N más alta a su madurez, lo que implica una descomposición más lenta. Al momento del pastoreo son las más seleccionadas por los novillos.
Leguminosas: se incluye las vicias (Vicia villosa y V. sativa). Tienen la capacidad de asociarse con bacterias que pueden fijar el N atmosférico y usarlo para su crecimiento aportan mayor contenido de proteína a la dieta de los herbívoros. Tienen una relación de C/N más baja y una velocidad de descomposición más rápida. Este N incorporado podrá ser usado para el cultivo de renta siguiente.
Brasicáceas: las especies utilizadas fueron colza (Brassica spp) y rábano (Raphanus spp). Estas tienen la capacidad de suprimir malezas y reducir la compactación del suelo, por lo que reciben el nombre de “subsoladores biológicos”. Las demás propiedades son intermedias entre las gramíneas y las leguminosas.
Congreso Argentino de Producción Animal
Del 25 al 27 de septiembre, Reconquista, Santa Fe, será el escenario del 47° Congreso Argentino de Producción Animal, un evento que congregará a especialistas y presentará más de 400 trabajos bajo el lema “Ciencia y tecnología para escenarios desafiantes”.
En esta edición, se pondrá el foco en el equilibrio entre el desarrollo productivo y la sustentabilidad, un desafío especialmente relevante en la diversa región del NEA. Se abordarán cómo la ciencia y la tecnología pueden impulsar una producción animal más eficiente, sostenible y adaptable, en donde se proponen explorar temas clave como: la adaptación al cambio climático, la protección del ambiente, las demandas sociales en torno a los modelos de producción y consumo, y la incorporación de tecnologías digitales e inteligencia artificial.