El rol de las pasturas en el contexto actual de la ganadería argentina La producción agropecuaria argentina está cruzada por factores económicos, productivos y de sustentabilidad que delinean sus características y su éxito. Desde los años ’70 hasta la actualidad se ha producido un reemplazo de superficie originariamente destinada a ganadería por agricultura, especialmente en la Pampa Húmeda.

Por este motivo, la actividad pecuaria ha quedado confinada a los lotes con mayores limitantes en la región pampeana, como…

Por este motivo, la actividad pecuaria ha quedado confinada a los lotes con mayores limitantes en la región pampeana, como así también a zonas extra pampeanas. El proceso se relaciona a la mayor rentabilidad agrícola y se cree que no tiene retorno.

Dado que toda actividad productiva persigue obtener un ingreso, este aspecto es el más definitorio a la hora de asignar la superficie a dedicar como la intensificación tecnológica a aplicar entre distintas alternativas. Los cambios económicos ocurridos en el país durante el presente año, le han dado un renovado interés a la ganadería sobre pasturas, las que simultáneamente constituyen un insumo barato en relación a otros recursos alimenticios, y brindan estabilidad ambiental a los sistemas agropecuarios.

En el plano económico se ha registrado un aumento diferencial en el precio de insumos y productos relacionados a la actividad. Si bien ha ocurrido un incremento generalizado en los recursos alimenticios, el mismo ha sido alrededor de 5 veces mayor en los granos (especialmente maíz) en comparación con recursos pastoriles perennes y anuales. Simultáneamente, en términos relativos ha ocurrido un incremento mayor en el precio por kg vivo del animal gordo de peso elevado (novillo vs ternero – novillito) y en el ternero de invernada. Como consecuencia aquellos planteos con una base pastoril predominante en parte o todo el ciclo de crecimiento combinados con un peso elevado de venta (450–500 kg), son los que más han mejorado su rentabilidad en relación a la situación anterior de precios.

El aumento de la producción de carne para abastecer el mercado interno y la exportación es una meta prioritaria que se ha planteado a nivel nacional. Si bien existen varias tecnologías que pueden contribuir a lograr este objetivo, no todas tienen un impacto rápido en el tiempo. Por ejemplo el aumento del stock animal constituye una herramienta válida para lograrlo, pero sin embargo, es un proceso lento que puede requerir varios años. Además, su incremento tiene un límite impuesto por la ya citada competencia en el uso de la tierra que hace la agricultura. La tecnología más expeditiva y sencilla de aplicar es la faena de animales de mayor peso que la más frecuentemente empleada en la actualidad, lo que permitiría pasar de los 300 kg de peso mínimo permitido por ley a los 450-500 kg ya mencionados. En este incremento del peso de faena el uso de pasturas es fundamental, ya que permite lograr una recría con aumentos diarios de peso moderados (500-700 g/d), evitando un engrasamiento a pesos muy bajos como ocurre con el uso de granos u otros alimentos concentrados.

Pasando al plano productivo, existe abundante información general, local y adaptada de otras regiones referida a la producción y uso de pasturas. Por lo tanto, no se pretende entrar en detalle en aspectos particulares de manejo. El concepto prioritario a tener en cuenta es que no hay pasturas mejores que otras, si no se las asocia al sistema productivo donde se van a emplear (por ejemplo: condiciones de suelo y clima, tipo de animales, duración del engorde, carga animal y mercado de destino). Para minimizar el gasto de implantar y proteger las pasturas, el manejo debe tender a maximizar tanto la producción de forraje como el aprovechamiento por los animales por el mayor tiempo posible (persistencia).

Existe un amplio rango de tecnologías para lograr estos objetivos, como la combinación de pastizales, pasturas anuales y perennes que optimice el ajuste oferta de forraje-demanda animal, mezclas forrajeras, fertilización, riego, elaboración de reservas, suplementación y sistema de pastoreo por citar algunas de alto impacto. La aplicación correcta de éstas y otras prácticas prolongarán la vida productiva de la pastura permitiendo diluir la inversión a realizar en un orden de hasta tres veces.

Por último y referido al aspecto de sustentabilidad, la roturación continua a que debe ser sometido el suelo bajo uso agrícola y la elevada cantidad de nutrientes presente en los granos cosechados, afectan negativamente las características físicas (agregación) y químicas (fertilidad) del suelo. El deterioro es más perjudicial y se manifiesta más rápidamente cuando el ambiente es más limitante (por ejemplo: región semiárida más que región pampeana), aunque ocurre también en las condiciones más favorables. Por su parte, la ganadería llevada a cabo sobre pasturas perennes actúa como mejoradora de los parámetros del suelo. Las raíces, especialmente de gramíneas, favorecen la formación de terrones (agregados) y de conductos por donde pueden circular el aire y el agua que necesitan las plantas. También la presencia de una cubierta aérea verde espacio temporalmente “homogénea” y el mayor aporte de rastrojo al suelo de las pasturas sobre los cultivos agrícolas, disminuye notablemente los riesgos de erosión hídrica y eólica en el primer caso. Además, si bien es cierto que la ganadería es menos extractiva que la agricultura, es falso creer que se puede hacer una ganadería de alta producción si no se reponen por fertilización los nutrientes exportados del suelo con los productos que van a los mercados, especialmente fósforo y nitrógeno. El diagnóstico de deficiencias minerales permitirá hacer un ajuste de las cantidades y momentos de aplicación. En sentido amplio el nitrógeno, prioritario para el crecimiento de las gramíneas, puede ser aportado (al menos en parte) por la fijación atmosférica asociada a las leguminosas. Sin embargo, la respuesta al nitrógeno será limitada si antes no se corrige la deficiencia de fósforo del suelo. Este último nutriente es cada vez más limitante en la región, especialmente cuando se realiza agricultura sin una reposición adecuada.

Esperando haber contribuido a estimular la adopción de pasturas a través de un análisis crítico de las ventajas físicas y económicas de su uso, los autores serán gustosos de atender consultas, comentarios y opiniones al respecto por el método de comunicación que consideren más apropiados.

Por Gabriel Hipolito Sevilla y Andrea Pasinato – INTA Concepción del Uruguay