La producción de alfalfa a nivel país cayó considerablemente en los últimos 10 años. Fabián Russo, presidente del Clúster de Alfalfa de Córdoba, dijo a nuestro medio que en 2013 se sembraban 5200 toneladas de alfalfa y este año se sembraron apenas 3500. La caída, se debe a la gran sequía que afecta a todas las producciones agrícolas.
“Desde que empezamos con el clúster -indicó Russo- a fomentar la alfalfa te puedo decir que debe haber más de 200, 300 mil hectáreas que se dejaron de sembrar por falta de agua”.
Según el entrevistado, los productores están expectantes esperando la posibilidad de sembrar porque ven en el mercado interno y externo una gran oportunidad de comercializarlo con muy buenos precios.
Pese a esto, Russo es claro: “el mercado externo es una posibilidad más de venta, no es la panacea, pero sí ayuda a descomprimir el mercado interno cuando tenemos esas sobreproducciones como ha pasado en otros años”.
También explica que todo esto debe ir acompañado de “tecnificar la alfalfa, o sea, empezar a industrializarla. No tanto ya venderlo en bruto como se estaba vendiendo, sino empezar a darles procesos”.
¿Qué implica darle procesos? “hidratado o deshidratado, que va acompañado de un buen prensado para poder meter más kilos, ya sea en los camiones para el mercado interno o en los contenedores para el mercado externo”. Pero a ello, se le agrega valor a la producción, más mano de obra, más valor, más ingreso de dinero para el productor, para toda la cadena, significa un mayor ingreso en cada uno de los puntos
Russo, no deja de elogiar a la alfalfa y asegura “es increíble lo que derrama. Emplea mucha mano de obra”.
La industrialización
Desde el clúster de Córdoba, nos anticipó Russo que piensan “en que en distintas zonas de la provincia e incluso de la República Argentina se hagan acopios de alfalfa donde haya acondicionamiento. Eso traerá mano de obra, se puede hacer en parques industriales y empezar a usar infraestructura”.
Russo tiene en claro que “para que todo esto funcione tiene que estar lo público y lo privado de manera conjunta, si no es casi imposible”.
Alfalfa vs soja/maíz
Si bien desde el clúster no se animaron a dar números comparativos, Russo fue muy claro al sostener “estoy seguro que tiene márgenes positivos” y adelanto que próximamente se podrán conocer datos certeros de los rindes.
“No queremos convencer a nadie de que haga alfalfa por hacerla, si porque gusta y porque sabemos que es rentable. Aunque tiene otro tipo de trabajo que la soja y los cultivos tradicionales”.
Si bien uno de las contras que puede tener la alfalfa versus los cultivos tradicionales es el tiempo y el trabajo que demanda en cuidado; Russo ejemplificó: “tenes una soja y una alfalfa sembrada muy cerquita, nos cae una piedra y esta soja tengo que esperar seis meses más, si no llego a tiempo de resembrarla, en cambio, la alfalfa en 28 días ya la volví a cortar”.
Otra forma de “seducir” al productor es “por la riqueza que le aporta el suelo a la alfalfa. Y hoy cuando en el mundo estamos hablando ya de dióxido de carbono, trazabilidad y todo lo demás, yo creo que no tiene mucho punto de comparación un maíz, un trigo con lo que aporta la alfalfa al suelo”, argumentó.
Mirando el futuro
Desde el clúster esperan que para el 2025/26 se industrialice una gran cantidad de alfalfa y en el 2030, “haciendo futurología, esperamos llegar a tener publicaciones de cada zona alfalfera de la República Argentina, donde podamos publicar qué tenemos, qué calidades tenemos, con qué precios salimos de cada zona”.