Es el balance que ha hecho la Asociación Asociación Española de Fabricantes de Alfalfa Deshidratada (AEFA), que ha informado de que, excepto en Andalucía, la producción de este tipo de forrajes ha descendido en el resto.
Por regiones
Según describe un reporte de la agencia Efeagro, está Cataluña, con una caída del 22 %; seguida de Castilla y León, con un descenso del 14 %; en Castilla La Mancha y en Navarra bajaron un 12 %; mientras en Aragón, la principal zona productora, el descenso fue del 10 %.
Las hectáreas de cultivo destinadas a la deshidratación bajaron un 8 % respecto a la pasada, por lo que ya se preveía un descenso en la producción.
A estas malas previsiones iniciales, se unió un rendimiento «bastante bajo» en relación a otras campañas, debido principalmente a la falta de agua para riego y a las temperaturas «muy altas» que han facilitado la aparición de plagas.
Por productos, las balas de alfalfa deshidratada han sido el principal producto transformado, con el 55 % del total; seguido de los «pellets», con el 20 %; el 10 % ha correspondido a «otros forrajes» (festuca, ray grass o vezas), mientras que el forraje «mix» y la avena forrajera deshidratada han supuesto un 11 y un 5 % respectivamente.
Desde el punto de vista de las ventas, la campaña 2022/23 ha sido «bastante positiva» porque se comenzó con una «gran demanda», lo que hizo que «conforme se iba produciendo se iba vendiendo el producto, tanto al mercado nacional como internacional».
Además, con el avance de los meses, la demanda continuó «sólida», notándose «cierto parón» a partir de febrero cuando «ya la mayoría de las empresas habían comercializado casi la totalidad de su producción».
La nueva campaña
El sector inicia ahora una nueva campaña que se prevé «muy complicada, especialmente lastrado por la sequía y las malas previsiones en las zonas de regadío, así como la baja producción estimada en los secanos».
La AEFA ve con «gran pesimismo» esta nueva campaña e incluso alguna industria «puede que tenga que cesar la actividad por la poca disposición de agua en algunas cuencas».
En este sentido, desde la asociación hacen un llamamiento a las administraciones «para ayudar a paliar los problemas del sector de los forrajes deshidratados».
Con todo ello, hacen esa estimación de bajada de producción del 50 %, lo que pondrá «en jaque la viabilidad de las industrias deshidratadoras, así como parte de los 4.000 puestos de trabajo que el sector genera en el ámbito rural».