En los últimos años, España se ha convertido en el primer productor europeo y el segundo exportador del mundo, solo por detrás de Estados Unidos. La excelente calidad de la alfalfa española (cultivada principalmente en Aragón, Cataluña y Castilla-León), unido a las 74 plantas deshidratadoras extendidas por el territorio, convierten a España en el único país del mundo que ofrece una alfalfa deshidratada de altísima calidad que asegura un elevado nivel de seguridad alimentaria además de unas óptimas condiciones de conservación.
Cerca de 1,3 millones de toneladas de alfalfa fueron exportadas tras la última campaña, principalmente a Emiratos Árabes y China. Esta cifra confirma que España se ha afianzado como primer fabricante y exportador mundial de alfalfa deshidratada.
El portal AgroNews Castilla y Leon de España, describe que dentro del territorio nacional, Aragón es la comunidad autónoma con mayor superficie dedicada al cultivo de la alfalfa con más de 57.000 hectáreas, concentradas en un su mayoría en el Valle del Ebro, y la que más cantidad de alfalfa produce alcanzando las 750.000 toneladas. Con una notable diferencia, le sigue Cataluña con una superficie de 23.205 hectáreas de cultivo y una producción de 250.000 toneladas de alfalfa.
El Consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón ha destacado la posición de liderazgo que ejerce la comunidad que representa en la producción mundial de alfalfa. «Estamos hablando de un sector perfectamente internacionalizado que nos permite llegar desde Aragón a los cinco continentes» y ha destacado «su contribución al crecimiento de la economía, al empleo y al desarrollo sostenible en el medio rural».
Desde el sector reivindican como generador de empleo cerca del territorio. “Nuestro modelo de negocio, frente a la industria de otros países como EEUU, tiene que estar en el territorio. Aseguramos que no exista despoblación y aseguramos el relevo generacional. Es una industria consolidada”, ha mantenido Francisco Tabuenca.
Asimismo, Olona ha promovido la alfalfa como un producto que “ofrece proteína vegetal, que va a estar en alza. Fija nitrógeno e interviene en otro aspecto muy importante en la nueva Política Agraria Común (PAC), como la rotación de cultivos. Además, contribuye a muchos objetivos ambientales como la reducción de productos fitosanitarios”, y ha afirmado que “es difícil encontrar un inconveniente” al cultivo de la alfalfa.