Durante los últimos meses, productores de Buenos Aires y La Pampa principalmente, así como también muchos de la región sur de Córdoba y Santa Fe, donde primero las heladas y luego la sequía pegaron fuerte, han tenido serios inconvenientes para hacerse de alfalfa a precio “razonable” y poder incluir esta pastura en la dieta de sus animales de manera regular y con calidades adecuadas.
Hay faltantes de rollos y fardos, principalmente en las regiones que no tienen polos industriales de producción cercanos y que durante octubre no recibieron lluvias suficientes; y si se consiguen, hay que estar dispuestos a pagar sobreprecios. Esto sucede mucho en la provincia de Buenos Aires por ejemplo, donde el flete influye notoriamente en el aprovisionamiento de la mercadería.
“Alfalfa disponible hay, pero muchas veces hay que levantar el teléfono, tomarse un tiempo y buscar opciones, y más en un contexto como el actual”, señala José Brigante, quien fue reelecto recientemente al frente de la Cámara Argentina de la Alfalfa, entidad que agrupa un 90% de la exportación de este cultivo en el país.
Estas opciones a la que se refiere Brigante incurren en tener en cuenta no sólo calidades y precios, sino también cuestiones como el transporte, un factor de la cadena que actualmente está influyendo mucho en el precio final; así como los intermediarios, que obligan a pagar un plus en el precio para los casos de urgencia ante la necesidad de alimento.
“Hoy se pueden conseguir camiones que cobran unos $280 el kilómetro y otros que cobran $400. Por lo general, los primeros están casi siempre ocupados y tenés que recurrir a valores más aproximados al segundo. Entonces, al multiplicar este precio por el costo de un flete a Buenos Aires, que puede rondar los 700 kilómetros desde los polos industriales de Córdoba por ejemplo, estamos pasando de un valor de $21 pesos el precio del kilo de megafardo, a unos $30 o más”, indicó; argumentando así la disparidad de precios que se pueden obtener en el país, según la región en que se busque alfalfa.
Destacó además que desde Córdoba llega una alfalfa industrial, de fardo grande, de unos 700 a 800 kilos, y desde Santiago del Estero, que es otro polo productivo de alfalfa en crecimiento, un fardo chiquito, de unos 20 kilos aproximadamente. “Este se demanda mucho para alimentación de caballos por ejemplo”, destaca.
Cabe señalar que la Cámara Argentina de la Alfalfa publica precios promedios nacionales de grandes y medianas industrias que forman parte de la entidad, como Pellfood, Alfacal, INCO Patagonia S.A, Alfalfa y Forrajes de la Patagonia, entre las más reconocidas dentro del sector y a la que se suman muchos importantes proveedores, principalmente dentro de la provincia mediterranea.
¿Cómo se arma el precio?
“Los socios de la cámara nos envían sus precios de compra y de venta. Estos precios están documentados y de allí se sacan los precios promedios para los diferentes subproductos base alfalfa que se ofrecen al productor”, destaca Brigante, al tiempo que subraya que son proveedores de importante volumen, y que por eso muchas veces el precio promedio puede parecer bajo respecto a lo que se pagan en zonas donde no hay jugadores importantes en la provisión de alfalfa, como el caso de Buenos Aires. “En muchos casos suelen manejarse con intermediarios, lo que eleva mucho el precio también”.
Reelección de autoridades y logros de la Cámara
Recientemente la Cámara Argentina de la Alfalfa renovó autoridades por un nuevo mandato de dos años, quedando al frente por este nuevo período José Brigante.
Consultad por los logros de la gestión, remarcó que la presencia activa como entidad dentro de las áreas de gobierno de la provincia y de Nación fundamentalmente, a través de áreas de Cancillería, con el fin de poder estructurar el comercio exterior de productos base alfalfa; pueden tomarse como logros de gestión. “Trabajamos mucho para que este sector sea considerado y tenido en cuenta como economía regional”, subrayó.
“También algo positivo fue poder integrarnos al Consejo Agroindustrial, donde se impulsa un proyecto de ley para la agroindustria, que nos incluye en cuanto a temas logísticos, medioambientales, de conectividad rural, etc, que nos impactan de manera directa y donde podemos participar como Cámara en estas discusiones”, resumió.
En el contexto de pandemia y postpandemia Brigante señaló además que el sector y la Cámara -como representante de la industria y grandes productores- se encontró frente a importantes problemáticas. Además del volumen, que siempre ha sido una limitante para Argentina a la hora de ganar mercados y ser constantes con los pedidos del exterior, expresó que hubo muchos inconvenientes para entregar alfalfa debido a que se elevaron fuertemente los costos de logística marítima en este contexto. “Esto trajo aparejado que durante el 2021 no saliera todo el volumen posible de alfalfa de exportación; y cuando se empezó a reacomodar y destrabar este inconveniente durante el 2022, durante los primeros 9 meses, Argentina exporta el mayor volumen de los últimos 5 años, pero porque había quedado mucha mercadería en stock”, aclara.
Mercados de exportación, objetivos y puntos pendientes
El presidente de la Cámara destaca que en el actual contexto mundial hay una dinámica de comercio muy importante, debido a que existe mucha demanda de alfalfa, pero Argentina no dispone de pasto suficiente para soportar esta demanda, y ello trae un montón de consecuencias. “Muchos quieren canalizar el pedido, quieren exportar porque creen tener un número importante de hectáreas, y en realidad no están en condiciones de lograr las calidades que se solicitan en los mercados y tampoco el volumen. Por eso desde la Cámara estamos constantemente trabajando con las principales industrias base alfalfa, para ir organizándonos mejor y sumar nuevos socios, con el fin de mejorar el volumen con calidad y así poder comenzar a atender mejor esos mercados”, indicó Brigante.
Entre los mercados más importantes para la alfalfa Argentina se destacan los países árabes, que tiene determinados requisitos de calidad y habilitaciones. “Para Argentina es el mercado más fácil de llegar, porque hace varios años que exportamos allí”, remarca el presidente de la Cámara. “Después tenemos un segundo mercado grande, que es China, relativamente nuevo para nosotros, y ahí sí no tenemos muchas plantas habilitadas, por lo que estamos trabajando fuerte en esto desde la Cámara. Este destino tiene otros requerimiento particulares de calidades, y hay que trabajarlo con los productores en este caso, porque no permiten el ingreso de alfalfa genéticamente modificada; lo que divide la calidad que va para un mercado y para otro. Creo que esto es un pendiente para este próximo período, el de habilitar más plantas y mejorar la exportación a estos destinos”, reflexionó.
Mercados regionales
En el caso de América Latina, Brigante comentó que Argentina tiene habilitaciones para ingresar con pellets y alfalfas. “Son mercados que en volumen absorben más pellet que pasto/fardos. Son interesantes para productores chicos, que no generan pasto de alta calidad, también es un mercado atrayente, ya que pueden colocar la producción en países como Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, que algo consumen de alfalfa y sirve como para dar primeros pasos en materia de exportación e ir adentrándose en este negocio”.