La alfalfa es una de las plantas más empleadas en la medicina natural por su alto contenido nutricional y sus innumerables principios activos, como fitoestrógenos e isoflavonas, que le confieren importantes acciones terapeúticas beneficiosas para el organismo. Se ha usado tradicionalmente para tratar la anemia, las afecciones urinarias y los síntomas de la menopausia, mejorar la digestión y reforzar el sistema inmunitario.
A esta planta se le atribuyen propiedades antianémicas, hemostáticas, antihemorrágicas, antiinflamatorias, vitamínicas, remineralizantes, diuréticas, reconstituyentes, emenagogas, galactógenas, digestivas y ligeramente hipolipemiantes. Sus virtudes medicinales se pueden aprovechar mediante la preparación de infusiones con sus hojas frescas o deshidratadas.
La alfalfa es un buen aporte de proteína vegetal. Pero además es rica en vitaminas del grupo B como niacina, riboflavina, así como también en vitaminas C, A, E y K que le confiere su poder antihemorrágico y hemostático. También contiene sales minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo, silicio, sodio, potasio y selenio.
Es rica en flavonoides como la quercitina, xantofila, clorofila, luteolina, apigenina, carotenos y betacarotenos, pigmentos con capacidad antioxidante. Así como fitoestrógenos como el cumestrol, isoflavonas como la genisteína y la diosgenina, con capacidad estrogénica y antiinflamatoria.
También está compuesta por fitosteroles como el beta sitosterol y el estigmasterol, cumarinas y saponósidos, enzimas digestivas, aminoácidos como triptófano, arginina, asparagina y trazas de alcaloides como la estaquidrina, la betaína y la trigonelina en las semillas.
Suele emplearse para tratar la anemia ferropénica cuando el organismo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. El aporte de hierro y otros minerales que proporciona la ingesta de alfalfa, ayuda a producir nuevos glóbulos rojos. Además es efectiva en estados de debilidad, fatiga, estrés, menstruaciones abundantes y persistencia de sangrados diversos.
La vitamina K que contiene, le confiere una gran capacidad antihemorrágica y hemostática. Puede ser de gran ayuda para tratar hemorragias nasales, capilares, gástricas y uterinas, así como para aliviar el sangrado en hemorroides y varices. También suele aplicarse sobre hematomas producidos por algún golpe o contusión.
Pero además, suele ser un gran apoyo durante la menopausia, puede actuar como un sustituto natural de las hormonas por el efecto estrogénico que le confieren sus moléculas como el cumestrol o las isoflavonas. Por lo que se ha usado para aliviar algunos síntomas de este periodo como sofocos, sudores nocturnos, debilidad, migraña y fatiga crónica.
Propiedades medicinales
La alfalta se comporta como un diurético natural, pero además, posee propiedades antiinflamatoria, lo que la convierte en un buen aliado para tratar afecciones urinarias como inflamación de vejiga o cistitis, inflamación del riñón o nefritis, inflamación del conducto prostático o prostatitis y para prevenir la formación de cálculos renales.
Esta planta medicinal también ayuda a mejorar la digestión, a metabolizar mejor las grasas y los carbohidratos, contribuye a combatir la inflamación gástrica y la pesadez estomacal. Por ser rica en minerales como hierro, fósforo, potasio y calcio, se le atribuye la capacidad de fortalecer la masa ósea.
Por su alto contenido de vitamina C y flavonoides, puede contribuir a fortalecer el sistema inmunitario y aumentar la capacidad de resistencia del organismo ante las afecciones respiratorias como ataques de asma, estados gripales y alergias diversas.
La alfalfa es una planta de la familia de las leguminosas, tiene hojas divididas en tres segmentos estrechos y finamente dentados, y flores de un color azulado o violáceo claro, pero también pueden aparecer ejemplares con flores de color amarillo o bicolores. Sus frutos son unas legumbres planas en forma de espiral con diversas semillas en su interior.
Fuente: soycarmin.com
