Si bien su especialidad es la industria farmacéutica, Julio César Daniotti decidió incursionar en el sector agropecuario hace aproximadamente cuatro años. Junto a su hijos Emilio y Franco, el farmacólogo apostó a la producción de un cultivo permanente como lo es la alfalfa, arrendando superficies agrícolas anteriormente destinadas al maíz y a la soja.
“En la actualidad, administramos alrededor de 600 hectáreas repartidas entre el paraje Las Astillas y el paraje Los Quebrachos, a 25 kilómetros al este de Jesús María”, expresó Daniotti en primera instancia.
Consultado sobre las particularidades de su negocio, el farmacéutico puntualizó que como equipo apuntan a la producción y comercialización de megafardos de alfalfa para tambos y feedlots. “A diferencia de los rollos que son cilíndricos y se encuentran menos comprimidos, los megafardos son rectangulares y ocupan menos espacio al momento de ser transportados y almacenados”, precisó.
Para elaborar este tipo de producción, Daniotti admitió que utiliza maquinarias de última tecnología además de recurrir a semillas fiscalizadas y de buena genética. “Hoy por hoy, el negocio es muy ajustado (…) No queda otra que apuntar a herramientas de buena calidad para tener un margen”, reconoció.
Las ventajas y desventajas de producir alfalfa
En términos climáticos, Daniotti expresó que la producción de alfalfa es “menos riesgosa” que sembrar soja. “Si bien la rentabilidad de ambas producciones es parecida, la ventaja de la alfalfa es que si cae piedra, te puede arruinar uno de los siete cortes que podés hacer en el año. En el caso de la soja, en cambio, perdés toda la producción”, manifestó.
Por otro lado, adujo que la alfalfa es mejor que la soja en materia de conservación de suelos. “La alfalfa fija el nitrógeno en el suelo y engorda la tierra (…) Es notable cómo te rinde mejor una soja o un maíz después de haber sembrado alfalfa”, sentenció. A nivel nutritivo, en tanto, Daniotti expresó que el forraje no sólo aporta proteínas al animal, sino también fibras y minerales. “Aparte de la proteína, la alfalfa tiene un montón de otros beneficios; por algo le dicen la reina de las forrajeras”, prosiguió.
Más allá de esto, a Daniotti le resulta “enloquecedor” el hecho de tener que manejar múltiples variables al momento de cortar la alfalfa. “Por el tema de la humedad, se pierden un montón de horas en el campo. Nunca se sabe bien cuándo podés empezar a enfardar ni cuántas horas vas a trabajar (…) Si el ambiente está muy seco, no podés enfardar porque toda la hoja se te cae al suelo. En ese caso, tenés que esperar hasta la noche para que la hoja esté un poco más húmeda”, alegó Daniotti, quien reconoció que “el personal se termina cansando” al no haber horarios establecidos de antemano.
La importancia de invertir en una planta deshidratadora para tener calidad exportable y eficientizar la producción
Ante la consulta de SRJM sobre si la alfalfa tendría posibilidades de posicionarse como un producto exportable a gran escala, Daniotti planteó que es factible si y solo si se invierte en una planta artificial deshidratadora. “Hace falta esta planta porque si no, no es fácil tener una calidad exportable. Con una deshidratadora, te olvidás de este problema de poder o no enfardar. Ahí sí podrías cortar hoy, ir al campo de acá a dos días, recoger la alfalfa, llevarla a la planta y la planta misma la seca”, argumentó.
Sin embargo, la inversión para una planta de estas características es muy costosa (dos millones de dólares como mínimo). Y al tema del costo también se le suma un detalle no menos importante: sí o sí la planta deshidratadora requiere de gas natural para funcionar. “Ése es el otro problema. Si el campo no tiene cerca gas natural, es casi inviable. O sea, hoy por hoy, no están dados los números ni las condiciones. En nuestro caso en particular, podríamos llegar a poner la planta en Jesús María, al costado de la ruta que tiene gas natural. No obstante, es inviable acarrear 30 kilómetros de alfalfa hasta la ruta, porque al mismo tiempo estoy fletando un montón de agua por este tema de cortar la alfalfa con un 40% de humedad”, culminó Daniotti.
Fuente: Sociedad Rural de Jesús María