Dentro de los usos más importantes, sin duda se encuentra la utilización del cultivo de alfalfa y la producción de bioenergía en el cultivo de caña. El uso de megaenfardadoras y su producto, el megafardo, inciden positivamente en todos los sectores debido a sus beneficios. Si hablamos del contratista, el precio diferencial del megafardo por sobre los rollos de igual calidad se reflejan en la rentabilidad del negocio, además de permitir al contratista trabajar a escala. En cuanto al productor, en el contexto de intensificación de los establecimientos bovinos y la demanda que genera, el megafardo cutteado o procesado va aumentado su auge de consumo, ya que posibilita la operación diaria de formulación de raciones, además de facilitar el transporte y sobre todo el almacenamiento.
A su vez, las megaenfardadoras abrieron las puertas al mercado de exportación de material forrajero, incrementado su participación levemente en el país. El megafardo tiene una densidad 40% superior respecto al convencional, de esta manera el flete es más eficiente, ya que en un mismo contenedor se puede transportar hasta 28 toneladas contra 20 toneladas de la forma convencional.
Gracias a las inversiones y la evolución del sector de la caña en Argentina con la impulsión de la bioenergía, se utiliza el RAC, que anteriormente se destinaba a la quema, para realizar megafardos y utilizarlos en una caldera para la producción de bioenergía, una técnica que varios ingenios han comenzado a desarrollar, beneficiados por la eficiencia de la logística del megafardo. Dentro de este segmento, Case IH se destaca con su megaenfardora LB434, un equipo que genera un megafardo de 1.20m de ancho, 90cm de alto y un largo variable de 2,74m, pudiendo conocer el peso del mismo gracias a su sistema de pesado integrado. Esta máquina tiene la capacidad de procesar cualquier tipo de forraje, como el sorgo, maíz o caña para la producción de bioenergía. Su ancho recolector de 2,38m, uno de los más anchos del mercado, cuenta con dedos recolectores que, debido a su menor distanciamiento, permiten levantar todo el material de una forma más suave. Gracias a su conexión ISOBUS con el tractor permite que desde un monitor se pueda controlar la densidad y la presión de todo el equipo. Por último, por su sistema de lubrificación automático este equipo puede adaptarse tanto a las condiciones de producir forraje o energía, dando como resultado calidad de confección, productividad y eficiencia.