Con la mejora forrajera y la libertad para exportar, los empresarios consideran alternativas para aprovechar el nuevo escenario. La recría aparece como favorita y en muchos casos la idea es destinarle parte del campo criador para aumentar la producción y terminar animales más pesados.
A fin de brindar información para saber si conviene o no dar este paso, el estudio Elizalde & Riffel comparó los márgenes de ambas actividades, según la relación compraventa y la ganancia de peso durante la recría, mediante un convenio con Phibro Animal Health.
Dónde recriar
El cambio de uso del campo se fundamenta en la eficiencia biológica de cada etapa. La recría utiliza 7 a 18 kg de materia seca para producir un kilo de novillito, mientras que la cría hace lo propio utilizando entre 23 a 46 kg por kilo de ternero.
El modelo propuesto considera la recría en la región pampeana sobre pastizales naturales, pasturas de campos bajos y promociones de raigrás, recursos que pueden ser compartidos con la actividad de cría.
- Pastizales naturales: sólo podrían destinarse a la recría áreas con buenas especies y en épocas que permitan lograr altas ganancias de peso, pero que coinciden con los mayores requerimientos de la vaca de cría. Sin embargo, con la mejora del campo y un buen manejo, se pueden obtener buenos resultados utilizándolos para ambas actividades.
- Pasturas de campos bajos: recursos como festuca y agropiros, consociados con lotus o tréboles, presentan gran variabilidad en calidad y producción. Pueden utilizarse para cría y recría, en alguna época de año, aunque es aconsejable combinarlos con especies anuales utilizadas como forraje verde o diferidas para dar estabilidad al sistema. Lamentablemente se ha generado escasa información sobre suplementación con verdeos, diferidos, granos y silajes durante otoño-invierno.
- Promociones de raigrás y verdeos de verano: si bien son buenos recursos para recriar, está demostrado que la suplementación invernal mejora la producción individual y por unidad de superficie. En cambio, no hay evidencia sobre el aprovechamiento directo de maíz y sorgo forrajeros en campos no agrícolas, ofrecidos solos o suplementados.
El modelo
Se tomó un campo de cría con 60% de pastizal natural, 30% de promociones de raigrás y 10% de pasturas perennes, recursos que permiten hacer una recría adecuada.
La cría tiene un 80% de destete de terneros de 175 kg y el 20% de las vaquillonas de reposición reciben servicio a los 27 meses. En la recría ganan 0,45 kg/cab/día, durante 10 meses y alcanzan los 317 kg a la salida. Esos parámetros y una carga de 0,8 EV/ha hacen posible mantener 0,58 vacas/ha en la cría (más la reposición y los toros) o 1,37 terneros/ha en recría.
Los precios de venta considerados son: terneros machos $2200/kg; ternera hembra $2000/kg y novillitos $1870/kg. Esto da una compra venta negativa ya que el novillito representa sólo el 85% del valor del ternero.
La producción de carne resultó de 122 kg/ha/año en la cría y de 169 kg/ha/año en la recría, es decir un 38% mayor por sustituir la cría por la recría. Sin embargo, ambas actividades tuvieron un margen similar y relativamente bajo (8 U$S/ha en cría y 13 U$S/ha en recría).
En concreto, si bien la recría produjo más kilos, por tener una compraventa negativa no significó un negocio interesante. Para averiguar bajo qué condiciones el margen de la recría puede superar al de la cría, los especialistas realizaron un análisis de sensibilidad que permite tomar decisiones de inversión.
Como se comentó anteriormente con una relación de compraventa de 85% y una ganancia de 0,45 kg/cab/día, el reemplazo de la cría por la recría generó beneficios levemente superiores (13 U$S/ha).
¿Cuándo es negocio? Para que la recría alcance un margen más alto que la cría (U$S 40 o más), con una compraventa de 85%, se deben lograr ganancias de peso mayores a 0,5 kg/cab/día, algo que no es fácil a pasto. Si la compraventa fuese superior al 88% la mejora económica se podría obtener con ganancias de peso moderadas (0,45 kg/cab/día).
El auge de la recría
El actual escenario alienta a aumentar la producción y la actividad de recría se presenta como estratégica para lograrlo.
Si se opta por reemplazar parcialmente a la cría, utilizando los mismos recursos forrajeros, es probable que esto pueda darle más kilos a la empresa criadora y más flexibilidad al sistema, pero desde el punto de vista económico puede cambiar muy poco.
En concreto, se necesita una recría de nivel tecnológico adecuado, con buenas ganancias diarias de peso, y un valor del novillito interesante (más del 85% del ternero) para generar una mejora del margen respecto de seguir haciendo cría.
Por: Ing. Agr. Juan C. Elizalde, Ph.D. – Ing. Agr., M. Sci. Sebastián L. Riffel
Redes: @elizalderiffel – Trabajo realizado en convenio con Phibro Animal Health
Fuente: Valor Carne