Emilio Daniotti es un joven oriundo de Jesús María. Hace 10 años culminó sus estudios secundarios y le planteó a su padre, Julio, que no quería continuar una carrera universitaria, sino que tenía la intención de abocarse a la producción de alfalfa.
Lo llamativo es que su familia no tiene historia agrícola. Es más, su padre es farmacéutico desde hace casi 30 años.
TodoAlfalfa viajó a su establecimiento agropecuario, La Mora, ubicado a unos 25 kilómetros de Jesús María, y dialogó con Emilio, la encabeza en este proyecto. El productor explicó que la idea surgió para salirse del rubro farmacia, con el objetivo de inclinarse hacia lo que le gustara. Es así como se iniciaron en el sector agrícola.
Daniotti tiene pasión por la alfalfa, se nota cuando habla, cuando mira un fardo, cuando recuerda sus inicios (pese a sus jóvenes 28 años) y cuando se imagina su futuro. “La alfalfa es el primer cultivo que hice cuando salí de secundario y me gusta mucho, si bien no es algo que se haga normalmente porque requiere de mucha dedicación y mucho esfuerzo”, remarcó. Sin embargo, Emilio considera que es el cultivo “más noble”, por eso lo eligió.
El proyecto se inició en el año 2013 con 250 hectáreas de alfalfa en campos alquilados. Actualmente son 1000 de alfalfa, junto a 4000 más de maíz y soja en tierras de la región, produciendo una gran diversificación.
El esfuerzo tiene su recompensa
Emilio Daniotti sabe que se necesita mucho trabajo y confianza para lograr desarrollar el proyecto sin ser propietarios de tierras. “Todo es a pulmón, apostamos y tratamos de crear un vínculo entre los dueños de los campos y nosotros. No queremos que sea algo de beneficio para uno u otro de corto plazo.”, afirmó.
El Establecimiento La Mora cuenta con cuatro galpones conferidos en unos 5 mil metros cuadrados aproximadamente y según el productor, todo está pensado para el almacenamiento de la alfalfa.
“El megafardo, a diferencia del rollo, no se aguanta tanto la humedad y la lluvia, entonces siempre tiene que estar bajo techo”, explicó. Es por esto que considera que a largo plazo “es conveniente” lograr la infraestructura necesaria para almacenarlo hasta que sea necesario.
¿Por qué la idea de ir agregando o tener como alternativa el maíz y la soja?
“La alternativa surgió para poder hacer la rotación del cultivo de alfalfa y no dejar los campos (alquilados), poder seguir trabajándolos” – explicó Daniotti – “Como la alfalfa es un cultivo de estación, que va de septiembre a mayo, para poder tener empleados fijos durante todo el año, hacemos la parte de los servicios de siembra y cosecha, hacemos superficie de agricultura”.
Con objetivos claros, la mirada a largo plazo y con muchos proyectos por delante, este productor entendió desde un primer momento que producir calidad le iba a permitir ser competitivo. “Es lo que te permite abrir mercados y llegar a diferentes lugares. La rentabilidad es distinta, hace que sea más sostenible en el tiempo”, apuntó.
Exportar desde Jesús María
Entre sus proyectos, en su mirada a largo plazo, Emilio Daniotti va cumpliendo sus objetivos. Está próximo a lograr un sector de aduanas en su establecimiento para evitar trasladar su mercadería y exportar desde su lugar.
“Vamos de a poco, probando diferentes formas. Queremos exportar directamente porque en la logística pesa mucho y mientras más puedas acortar la logística, más rentable termina siendo el negocio”, explicó.
No se puede pensar solo en exportar
Tienen clientes desde Buenos Aires hasta Salta, por lo que Feedlots y tambos son los principales compradores de esta producción que recorre gran parte del territorio argentino.
El productor tiene en cuenta que la sequía impacta en la alimentación de los animales y comienza a escasear, por lo que actualmente la demanda “está fuerte” y los precios incrementaron entre agosto y septiembre.
Solo entre un 5 y 10% del mercado es de exportación para Daniotti, por lo que siempre apuntan a mantener el comercio interno. “Es el más fuerte y el que nos queda más fácil de llegar en términos de logística, entre otros puntos. Es muy firme y demandante, con sus altibajos, no es algo que se pueda desatender”, explicó.
Además, aclaró que no se puede pensar solamente en la exportación, se necesita de las dos cosas: “Es para cuando sobra mercadería y hay mucho volumen. El mercado interno es para poder vender las diferentes calidades que no cumplen con estándares de exportación”.
Tecnología para ganar calidad
Daniotti entiende que la alfalfa demanda mucho tiempo, por lo que quiere que los operarios tengan “comodidad” y se pueda “cuidar la calidad” del cultivo.
Es por esto que el avance de la tecnología no lo intimida. “Apuntamos siempre a la mayor tecnología posible no solamente por un término económico sino por la comodidad de los operarios”, se explayó.
En uno de sus galpones, entre un variado parque de máquinas se encuentra una mega Enfardadora Krone Big Pack 1290 que importaron desde Utah, Estados Unidos. La máquina se encarga de generar vapor para humedecer la alfalfa, por lo que ya no esperan el rocío o la humedad del ambiente.
“Una vez que el cultivo está bien seco, podemos elegir el momento en que lo queremos hacer y darle la humedad justa al fardo para que cumpla los requisitos para exportación, o almacenamiento para mercado interno”, contó el joven productor a nuestro periodista.
Nobleza hasta en épocas de exceso hídrico
En épocas de inundaciones, Daniotti conoció una facultad más de la alfalfa. “Es un cultivo muy sensible a la humedad porque es algo que requiere entre 4 y 5 milímetros diarios, es muy demandante de agua”, indicó. Si bien aclaró que “se banca menos cantidad”, cuando hay exceso “lo aprovechas”.
“Cuando tenés problemas de inundación o de napas freáticas altas, es un cultivo que te ayuda mucho a mantener el nivel o bajarlo. La alfalfa es para mí el cultivo más noble porque es estable en el tiempo, te permite aguantar sequía, aguantar inundaciones, aguantar problemas climáticos como la piedra, por eso lo sigo eligiendo”, argumentó.
Asociativismo desde el Clúster
Para concluir, contó que forma parte del Clúster de Alfalfa de la provincia de Córdoba desde su fundación (2022) y que apuntan a “generar un asociativismo” entre los productores para poder crecer todos juntos y llegar a distintos lugares que “solo no se puede”.
“Es un cultivo que tiene esa necesidad. Para poder crecer hay que asociarse y trabajar en conjunto porque solo no se puede llegar muy lejos, al menos no en el corto plazo”, consignó.
Además, remarcó que en esta década que vienen trabajando el objetivo y la idea es generar convenios, contratos y “hacer que sea estable y no tan volátil” según la demanda y la oferta del cultivo. Daniotti explicó: “Necesitamos generar una estabilidad para el bien de los productores y para el bien de los consumidores”.