No hay motivo por el que Uruguay no pueda ser el Nueva Zelanda de Sudamérica. Tenemos que ir hacia allí y el camino al crecimiento es escalar al siguiente nivel en productividad. Hace mucho tiempo que escuchamos esta conversación. Pero, ¿qué nos falta?
Mucho más que una charla técnica, mucho más que una reunión con productores o una presentación acerca de las bondades de la alfalfa únicamente, Juan Amadeo, fundador de Gentos Uruguay, habló con foco en lo que pasaría si damos el paso para tener “El impacto de una nueva mirada”.
Con este título se realizó la última charla de la jornada “La revolución de la alfalfa” de Gentos, que tuvo lugar en Nueva Helvecia el pasado jueves 29 de febrero. Porque la alfalfa no es el fin, sino el “con qué para llegar a un para qué”.
“Si la carne o la leche son importantes, imaginen qué importante es el forraje”, comenzó diciendo Juan Amadeo, expresando que la fotosíntesis es el vehículo más poderoso que puede tener Uruguay, un país pequeño pero con aspiraciones grandes, para poder exportar más, y de esa forma tener más prosperidad y riqueza y por ende, menos pobreza.
El clima duro con ausencia de lluvias que sufrimos en las últimas campañas quedó tatuado en la memoria del productor. “Nos acordamos de la seca, pero calor en Uruguay en verano hace siempre, y la alfalfa crece en el calor”, dijo Amadeo. Pero yendo hacia atrás, se refirió a los orígenes de todo en 2004…
“Gentos fue una insolencia de jóvenes. En ese momento el que estaba en semillas era solamente una semillería y nunca invitaban a los jóvenes a la mesa de los que opinan porque nadie creía que podíamos agregar valor”, sostuvo. “Gentos nació con la idea de sentarnos en una mesa donde inicialmente no estábamos invitados”, añadió.
A lo largo de las recorridas por el mundo, vieron que en Irlanda, Gales o Nueva Zelanda, con climas no tan diferentes, habían mejoras importantes en la producción de semillas. “Empezamos a creer que podíamos trabajar y opinar de pasturas”, dijo.
Amadeo es argentino, pero hace más de 25 años que visita con frecuencia nuestro país. “Si estoy más de 3 días me mimetizo con los uruguayos y dejo de agregar el valor que traigo por ser de otro contexto”, dijo, entre risas, “por eso me vuelvo a casa, porque cada vez que vengo lo hago un poco insolente”.
Buena parte de la conversación en el hotel Nirvana de Nueva Helvecia apuntó a poder elevar el nivel de las discusiones que damos. A nuevas preguntas, respuestas novedosas, diferentes. Y eso se logra de una sola forma: con profesionalismo y la colaboración de todos los actores.
“Tenemos que mejorar todos: la producción, la industria, los profesionales… Pero todo esto es hijo únicamente de una gran aspiración, que exige de gente más preparada, y preparado no se nace, se hace”, aseveró Amadeo, agregando que Uruguay no tiene chance de “no ser eficaz” a la hora de buscar el crecimiento. Argentina y Brasil, por escala, pueden permitirse otras licencias que Uruguay no. Aquí, el único camino pasa por incrementar la producción y ser líder de opinión en la vanguardia.
¿Por qué nos cuesta dar ese paso? “Uruguay está promocionado como el país de las playas, el país amigable, el país bueno, pero debería animarse a pensarse más grande, a pensarse más agresivo”, sostuvo.
“¿Sabés que pasa? Si te ponés metas más grandes y las ponés en palabras, quedás expuesto si no las lográs, pero si te callas, también corres un riesgo, que es el de no crecimiento”, dijo, “lo que pasa es que nadie te pide cuentas de cuánto dejaste de crecer. Hay un tema aspiracional que es vital. Y no alcanza solo con Gentos, me encantaría que haya una competencia fuerte con empresas que intenten tener gente confiable y preparada. Así todos mejoramos. Vamos a jugar en la cancha grande si somos todos más profesionales”, expuso Amadeo.
Haciendo un repaso de sus años en el país, Amadeo dijo que el primer camino que Uruguay recorrió con éxito fue resolver la producción de forraje de marzo a noviembre con el advenimiento de las gramíneas perennes y los tréboles, pero no ha encontrado la receta para cuando empieza el calor en noviembre o cuando falta pasto en otoño.
“Hay que mejorar las leguminosas perennes de verano que incorporen nitrógeno atmosférico y den potencia y solidez al sistema”, dijo.
“En mi opinión, basada en 40 años de experiencia en Argentina y 20 años de experiencia acá, el ganadero o el tambero pone el valor en la tenencia de la tierra y el ganado. En el Uruguay moderno, el de los jóvenes, el valor tiene que estar en la capacidad de gestionar, en poder transformar alimentos en leche o carne. Es la capacidad de liderar un equipo humano y tomar tecnología, perder el miedo a confiar en el otro, cambiar los términos relativos del vínculo para que entre otro y pueda agregarnos valor”, dijo. Amadeo habla de cambiar el lente con el que vemos las enormes oportunidades que tiene nuestro país. Ver algo parecido, pero cambiando el ángulo. “La potencia de un país está en los talentos que la componen”, sostuvo.
¿Qué rol ocupará allí Gentos? “Yo creo que como mínimo pueden esperar un buen consejo”, sostuvo, y agregó que los productores pueden “esperar que visite el establecimiento alguien confiable y le de una buena respuesta. Y si sube la expectativa, puede esperar que el que llega le haga una pregunta que lo deje dando vueltas, porque si nosotros solo respondemos sus preguntas, le resolvemos solo eso, pero dejamos de intentar solucionar lo que quizás el productor no ve”.
Sobre genética, también habló. “Y si siembra bien, pastorea bien y tiene una alta aspiración, puede interesarle la genética”, expresó.
JÓVENES. “Tienen que tener un rol protagonista, pero los que lo deseen, los que tengan aspiración, los que acompañen talento con esfuerzo”, dijo Amadeo. “Tienen que tener la insolencia de hacer preguntas, disentir con expertos. Yo creo en la gente competente, sea grande o joven”.
Para eso, aseguró que los jóvenes tienen una ventaja: “como no tienen idea, tienen que tener un espectro de visualización mucho más grande que un tipo con más edad como yo”.
Acompañando este concepto, profundizó un poco más. “Voy a correr un riesgo, porque uno cuando agarra un micrófono quiere quedar bien, pero a esta altura eso ya no me importa tanto”, dijo, irónicamente: “los uruguayos tienen que animarse a darle más espacio a los jóvenes. El país tiene una gran fortaleza en la educación y el respeto, pero eso hace que las jerarquías casi no se toquen. Parte de la oportunidad es poner un poco de irreverencia al sistema”, explicó.
Para eso, Amadeo dijo que es oportuno que las empresas se animen a correrse y dar lugar, aunque “genere un vértigo terrible”. “Y no basta con que un experto se corra, los jóvenes tienen que empujar más”, agregó.
Para cerrar, el fundador de Gentos dijo que los avatares climáticos que hemos atravesado exponen más a los malos gestionadores. Por eso, la respuesta está en el conocimiento y en el profesionalismo. “¿Sabes que hacen en Nueva Zelanda? Capacitan jóvenes en las empresas en el extranjero, Uruguay podría exportar conocimiento, podemos hacer lo mismo”.
Amadeo habló del futuro, y puso en palabras su objetivo. “Si vuelvo en 5 años me gustaría que el profesionalismo que hay para hablar de ganado, carne, leche o cultivos, esté incorporado en el forraje, y me sentiría orgulloso de que Gentos haya sido colaborador de ese cambio”.
Fuente: https://rurales.elpais.com.uy/agricultura/la-insolencia-de-pensarnos-mas-grandes