El evento sirvió de escenario para que unos 400 productores, técnicos y contratistas se capacitaran sobre maíz y control de malezas, producción de forrajes, prácticas de henificación, henolaje, cosecha y embolsado. Liderada por las propuestas tecnológicas de CLAAS, BASF y KWS, la jornada de forrajes y cosecha contó con prestigiosos especialistas y un gran número de maquinarias en movimiento.
El manejo de malezas en maíz fue eje de la primera estación de la jornada, desarrollada en el campo ubicado sobre ruta 34, km 255. Allí se exhibieron ensayos con híbridos de KWS y el tratamiento de la tecnología Clearfield Plus. Aimar Pena, responsable del cultivo de Maíz para BASF Argentina, explicó que uno de los tratamientos se hizo utilizando el herbicida OnDuty Plus de triple acción, de contacto, sistémico y residual.
“Se aplica en pre-emergencia y vemos que tiene un gran control sobre las malezas presentes en el lote”, dijo. También se hicieron tratamientos con Atectra BV, un dicamba de baja volatilidad aplicado en presiembra del cultivo de maíz. “Es el único dicamba del mercado con registro para ese uso”, puntualizó. Y por último se presentó Convey, un herbicida líder con más del 70% de participación en el mercado para post emergencia. “Es un HPPD y tiene un excelente control de las malezas que se pueden escapar dentro de cualquier tipo de cultivo de maíz”, expresó.
Todos estos tratamientos fueron expuestos en parcelas sembradas con el híbrido KM 4321 de KWS en sus versiones full y LCL. Este maíz es de ciclo completo y tiene alto potencial de rendimiento en grano. Desde la compañía lo recomiendan para planteos de alta tecnología en zonas maiceras central y norte. Tiene muy buena performance sanitaria frente a Roya, Tizón y Mal de Río Cuarto y cuenta con protección contra lepidópteros y resistencia a glifosato. Estefanía Algido, del departamento de desarrollo de KWS, explicó que el híbrido KM 4321 full es el único que tiene resistencia a glifosato, tolerancia a imidazolinonas y a glufosinato de amonio. Por su parte, el KM 4321 LCL es tolerante a imidazolinonas y a glufosinato de amonio y por su perfil sanitario es un buen híbrido para siembras de segunda o tardías.
Revalorizar el heno de alfalfa y ganar en calidad
A la hora del proceso de henificación el tema fue ¿rollo o megafardo? El marco lo dio una dinámica de la que participaron la megaenfardadora QUADRANT 3300 de CLAAS, la rotoenfardadora Mainero 5886, el recolector de megafardos REM 12/15 de Agromec – que puede cargar 12 fardos de 2,40 metros y hasta 15 fardos menores- y el recolector de rollos hidráulicos TRH Mega 6 de Agromec -con un ancho de 4,30 metros y largo de 11,42 metros-, además del mixer 2932 de Mainero.
La diyuntiva fue despejada por Federico Sánchez, técnico de INTA Manfredi. “No se trata de un comparativo para elegir rollo o megafardo –dijo-. Son sistemas complementarios”. De las 5 millones de toneladas que se producen de heno en Argentina, el 18% se hace en formato de megafardo y el 65% de rollo.
“Mientras que un gran contratista hace unos 15 mil megafardos por año y los comercializa luego en el mercado externo o interno, el rollo sigue siendo un formato que utiliza mucho más el productor o el contratista zonal“, apuntó Sánchez para aclarar que el llamado de atención está sobre la falta de calidad de los rollos de alfalfa que se hacen en la Argentina. “Tenemos que empezar a copiar algunos mecanismos que utiliza la producción de megafardo“, expresó.
A la hora de las recomendaciones, Sánchez detalló que es clave hacer el corte en botón floral. Luego realizar el rastrillaje con niveles de humedad cercanos al 35 o 40% y empezar a valorar la calidad. “En el rollo la calidad es un costo oculto que no tenemos en cuenta porque va a parar adentro de un mixer como fuente de fibra y no contemplamos la proteína que estamos dejando tirada en el campo por la pérdida de hoja“, reflexionó el técnico de INTA.
Para dar el salto en calidad, Sánchez recomendó no solo mejorar el paquete tecnológico sino también la tecnología de procesos: “hay que realizar el enrollado por debajo del 20% de humedad y detenerlo cuando tenemos niveles inferiores al 13%. La diferencia de calidad asciende al 20% entre un rollo hecho con 16 o 17% de humedad y otro con 12 o 13%”.
Las dinámicas de maquinaria también incluyeron a la picadora Jaguar 960 – de la nueva serie 498 presentada este año en La Rural- con cabezal Pick Up. También se exhibió el rastrillo giroscópico Liner 4000 de 12,5 a 15 metros de ancho de trabajo. En la misma parada, el nuevo tractor Axion 930 de CLAAS hizo lo suyo equipado con la segadora Disco 1100 RC de corte trasero y frontal. En tanto, la cortadora, hiladora y desmalezadora Mainero 6042 también exhibió la calidad de su trabajo sobre un lote de alfalfa. Para cerrar esta etapa, Richiger lideró la dinámica de embolsado de forraje con su embolsadora R10-230 con túnel para bolsas de 10 pies y hasta 100 metros de largo -también puede usarse para bolsas de 9 pies de diámetro-.
Pero el nuevo Axion 930 fue una de las principales novedades. Este tractor de 350 caballos de fuerza con caja de cambios sin escalonamientos de 0 a 50 km/h puede operar a cualquier velocidad. “Hay una combinación inteligente entre las revoluciones del motor y la caja para lograr economía de combustible y menor esfuerzo del equipo”, explicó José Costamagna, de CLAAS Argentina.
La unidad se exhibió equipada con una segadora de tres cuerpos: uno frontal de 3,60 metros, y dos traseros que totalizan los 11 metros de ancho de labor. “Este equipo tiene una barra de segado que va permanentemente copiando el relieve del suelo con una presión regulada evitando el daño sobre la planta. El corte es totalmente neto por la gran velocidad de las cuchillas. El material se transporta hacia los acondicionadores de forraje que logran una apertura longitudinal de los tallos, sin pérdidas de hojas y permiten igualar la velocidad de secado del tallo con la hoja. De esta forma se logra en poco tiempo contar con el material apto para un trabajo de henolage o henificación y con gran calidad del forraje almacenado“, explicó el especialista.
En el campo experimental ubicado en Sunchales se pudo recorrer una parcela sembrada con Mecha, la alfalfa elite de KWS. Gastón Añez, especialista de la compañía, detalló que Mecha es una alfalfa grupo 9, sin latencia, con gran sanidad y muy buena resistencia a muchos de los pulgones que hoy existen. “Con este tipo de alfalfas puras, sembradas con 16 o 17 kilos por hectárea, logramos una excelente calidad y cantidad de materia verde o materia seca por hectárea”, dijo.
Pero la noticia fue aportada por Roberto Rossanigo, responsable del programa de mejoramiento genético de Forage Genetics Argentina, una compañía líder mundial en la materia. “Las nuevas tecnologías tienen que ver con las alfalfas transgénicas con tecnología RR. Se trata de alfalfas con menor contenido de lignina que permiten otro manejo del problema de malezas y mejoran la calidad forrajera“, anunció Rossanigo. “Al reducir el contenido de lignina mejora la calidad forrajera porque podemos hacer aprovechamiento del cultivo cuando estamos en 20 o 25% de floración“, acotó y explicó que hoy para lograr calidad se corta en pre botón floral, se sacrifica producción y persistencia. “Esta tecnología está muy próxima a salir, los ensayos regulatorios están todos finalizados y presentados. Quizás para la campaña 2019 ya tengamos las dos primeras variedades a disposición de los productores“, anunció.
Cosechar a lo grande
La estación relativa a cosecha fue un duelo de titanes. Sobre un lote de trigo, el flamante y gigante tractor Xerion 4500 Track VC –recientemente introducido al país- se exhibió en acción junto a una tolva Cestari de 38 mil litros de capacidad y rodado de orugas. Juntos recogieron el trigo cosechado en dupla por la Lexion 780 con el cabezal draper Hera de 47 pies y una Tucano 570. El trigo cosechado fue luego embolsado por el equipo R1090 de Richiger en una bolsa de 10 pies y hasta 150 metros de largo de Plastar. En la misma dinámica, la extractora de grano E6910 de Richiger con sistema de enrollado de bolsa completó el movimiento del cereal a campo.
“Estamos transportando gran cantidad de material ”, dijo Federico Sánchez, de INTA Manfredi. “Por eso es muy importante que estén equipados con oruga, para disminuir la presión sobre el terreno”, apuntó.
Al referirse a las pérdidas de cosecha, el especialista recomendó utilizar el tradicional aro de 56 cm de diámetro, que es igual a la tapa de tambor de un tacho de 200 litros. “Ese aro es un cuarto de un metro cuadrado. Arrojando cuatro de esos aros estamos cubriendo un metro cuadrado y podemos saber cómo está perdiendo la máquina. ¿Cómo lo arrojamos? Nos colocamos al lado de la máquina, uno lo arrojamos entre los dos ejes, y los tres restantes en el lateral entre el neumático y la punta del cabezal. Así tapamos las pérdidas por cabezal. Al terminar el paso de la máquina todo lo que es la pérdida de cola va a quedar arriba del aro. Luego contamos los granos que tenemos en los 4 aros. Hay que tener en cuenta que 330 granos de trigo por m2 o 10 gramos de trigo por m2, representan 100 kg/ha de pérdidas“, explicó.
Es tiempo de invertir
El analista económico Salvador Di Stefano fue el orador que abordó la coyuntura en la que se desarrolla el negocio. “El 2018 va a ser un año donde probablemente tengamos la misma inflación que en 2017, una devaluación de aproximadamente 20% y precios de soja y maíz que van a ir en ascenso producto de la seca en la Argentina y Brasil. Básicamente esta suba de precio hace que el productor se apropie de una muy buena rentabilidad y por eso nuestra recomendación es ser más productivos. Los negocios son financieros y productivos. Tenemos que invertir muchísimo en maquinaria, fertilizantes, mejor semilla, porque lo que tenemos que buscar es cantidad. Si mejoro la cantidad voy a mejorar la rentabilidad, y si mejoro la escala voy a mejorar la rentabilidad y la ganancia nominal. Es un año de desafíos, para no tener guardados dólares y apostar todo a la producción“, sintetizó Di Stefano.
La jornada fue convocada por CLAAS Argentina junto a sus pares alemanas KWS y BASF, y contó con el apoyo de Sancor Seguros, Mainero, Banco de Santa Fe, Richiger, Plastar, Banco Nación y su tarjeta AgroNación, INTA y la Cámara de Contratistas Forrajeros.
Durante 2018, Experiencia Forrajera y Experiencia En Cosecha continuarán conviviendo en un mismo día y rotarán por los campos experimentales de CLAAS. Así, se proyecta que el 23 de febrero la jornada se realice en Ameghino, provincia de Buenos Aires, en tanto que el 11 de mayo se llevará cabo en Oncativo, Córdoba. De esta forma, y con nuevas propuestas de contenido, la firma de origen aleman busca ampliar el alcance de esta iniciativa que tiene como principal objetivo mantener actualizada a toda la cadena productiva con los últimos conocimientos y tecnologías para maximizar la producción.